El gobierno colonial británico en Malvinas acumula casi 500 millones de dólares gracias a la explotación ilegal de recursos argentinos. El HSBC, banco británico, será el administrador de este fondo. ¿Dónde está la Cancillería argentina? ¿Por qué Milei no defiende la soberanía nacional?
El gobierno de Javier Milei, autoproclamado defensor de la libertad y la soberanía, parece haber encontrado una nueva forma de «liberar» al país: liberarlo de sus recursos naturales y su dignidad. Mientras Argentina enfrenta una crisis económica sin precedentes, el gobierno británico en las Islas Malvinas anuncia con orgullo que el HSBC, uno de los bancos más poderosos del Reino Unido, administrará un fondo de casi 500 millones de dólares acumulados gracias al saqueo pesquero y petrolero en aguas que, por derecho y por historia, son argentinas.
Este fondo, denominado «fondo soberano de las Falklands», no es más que el producto de décadas de explotación ilegal y despojo. Las licencias de pesca y las concesiones petroleras en el Atlántico Sur han convertido a los usurpadores británicos en una potencia económica en miniatura, mientras Argentina observa impasible. Lo más grave no es solo la acumulación de riqueza, sino el silencio cómplice del gobierno de Milei. Ni la Cancillería ni el gobierno de Tierra del Fuego han alzado la voz para denunciar este nuevo atropello.
Según Mercopress, medio que actúa como vocero del gobierno colonial, el HSBC fue elegido por su «alta calidad en el manejo de flujos de caja, planificación financiera y tasas competitivas». Pat Clunie, Secretario de Finanzas del gobierno usurpador, no escatimó elogios para el banco británico, destacando su «profesionalismo» y su capacidad para entender el «entorno único» en el que operan. ¿Entorno único? Sí, el entorno de la ilegalidad y la usurpación.
Mientras tanto, en Argentina, el HSBC se fusiona con el Banco Galicia, consolidando su presencia en el país. Esta dualidad es escalofriante: por un lado, el banco británico se enriquece con los recursos robados a Argentina, y por otro, expande su influencia en el territorio nacional. ¿Es esta la «libertad» que prometió Milei? ¿Libertad para que las corporaciones extranjeras sigan saqueando el país?
El proyecto estrella de los usurpadores es la construcción de un puerto multimodal, una obra que intentan llevar adelante por tercera vez. Con el respaldo financiero del HSBC, esta infraestructura no solo consolidará la presencia británica en las islas, sino que facilitará aún más la explotación de los recursos argentinos. ¿Qué hará el gobierno de Milei al respecto? Nada. Absolutamente nada.
El silencio del gobierno argentino no es solo una omisión, es una complicidad. Mientras Milei se enreda en discursos sobre la «casta» y la «libertad», el Reino Unido avanza impunemente en la consolidación de su dominio sobre las Malvinas. La falta de una política exterior firme y coherente deja al descubierto la verdadera cara de este gobierno: un régimen más interesado en los intereses de las corporaciones que en la defensa de la soberanía nacional.
¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que nos roben? ¿Hasta cuándo el gobierno de Milei seguirá mirando para otro lado mientras las Malvinas son saqueadas? La respuesta, por ahora, parece estar en el silencio.
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