La Argentina de Milei: el espejismo de la estabilidad y la sombra del colapso
Mientras el gobierno se jacta de «secar la plaza de pesos» y contener la inflación, la economía real cruje bajo la presión de una política que repite errores del pasado. Alejandro Vanoli advierte sobre la insostenibilidad del modelo y la inminencia de un estallido.
En la Argentina de Javier Milei, la economía es un experimento de ajuste extremo con consecuencias previsibles. La receta del presidente es simple: retener un tipo de cambio artificialmente bajo, restringir al máximo la cantidad de pesos en circulación y rezar para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le tire un salvavidas antes de que el edificio se desplome. Alejandro Vanoli, economista y expresidente del Banco Central, alerta que esta estrategia tiene un final anunciado y que, lejos de ser una solución, es un déjà vu de las crisis que Argentina ya sufrió.
Durante una entrevista en Radio 10, Vanoli desglosó el cuadro de situación con crudeza. «El presidente dice que está secando la plaza de pesos, como si fuera algo positivo. Lo cierto es que eso es recesivo y genera una presión latente sobre el dólar y sobre la economía real». Y si algo enseña la historia reciente del país es que cuando el gobierno de turno juega con fuego, tarde o temprano se quema.
Un déjà vu de la convertibilidad
Milei insiste en que su plan es exitoso porque ha logrado estabilizar el dólar oficial y reducir la inflación mensual a valores más bajos que los de finales de 2023. Sin embargo, Vanoli desmantela este espejismo con una analogía contundente: «En el 2001 había un faltante de pesos tremendo en la economía. Eso llevó a la emisión de cuasimonedas y al estallido final. A pesar de la recesión, la crisis explotó igual». El economista sostiene que el modelo de Milei repite la trampa de la convertibilidad, con un dólar artificialmente barato que deteriora la producción nacional y alienta las importaciones.
Las señales de alarma son evidentes. «Cuando el tipo de cambio está retrasado, el mercado se llena de productos importados y las industrias locales empiezan a cerrar», advierte Vanoli. No es casual que en los supermercados comiencen a aparecer cítricos importados en lugar de los de producción nacional, un síntoma de una economía que ya ha vivido esta película antes y que conoce su desenlace.
El espejismo del dólar «barato» y la realidad de la recesión
Milei se jacta de mantener el dólar estable. Pero la pregunta es: ¿a costa de qué? «El presidente dice que el dólar debería valer 600 o 700 pesos, comparándolo con la convertibilidad. Pero eso significaría un desempleo del 20% y una crisis aún peor», sentencia Vanoli.
Hoy, el dólar oficial ronda los 1050 pesos, pero el acceso está limitado por el cepo. Mientras tanto, la economía real sufre: salarios pulverizados, industrias paralizadas y pymes que no logran sostenerse. «Si con este dólar ya hay problemas, ¿qué pasaría si se profundiza este modelo?», advierte el economista.
El plan de Milei: llegar a octubre a cualquier costo
Todo indica que el gobierno está en una carrera de resistencia hasta las elecciones de 2025. Vanoli explica que la estrategia es clara: sostener el cepo cambiario y esperar un salvataje del FMI. «Milei apuesta a que el Fondo Monetario le destrabe un crédito importante, aunque no puede ser tan grande porque ya le dieron uno a Macri», señala. La carta de Milei es su afinidad ideológica con Donald Trump, quien podría facilitar gestos del FMI en caso de una reelección en EE.UU.
Pero este plan tiene un problema: el FMI no regala dinero sin pedir algo a cambio. «El fondo siempre exige una devaluación. Si Milei sigue negándose a hacerla, no le van a dar los dólares necesarios. Y si la hace, la crisis puede descontrolarse», explica Vanoli. En otras palabras, el gobierno está atrapado entre la espada y la pared.
El ajuste sin fin y la bomba de tiempo social
Mientras Milei hace equilibrio en la cuerda floja, la economía real sigue deteriorándose. «Si el único objetivo es mostrar estabilidad con una inflación más baja, pero sin reactivación económica, los costos sociales van a seguir creciendo», advierte Vanoli. Y esos costos no son abstractos: desempleo, caída del consumo, cierre de empresas y una desigualdad cada vez más profunda.
El gobierno está jugando una partida peligrosa. Vanoli deja una advertencia final: «Esto puede aguantar hasta octubre, pero el día después llega. Y cuanto más se acumulen las tensiones, más difícil será manejarlo».
La pregunta no es si el modelo de Milei estallará, sino cuándo. Y la historia argentina tiene una respuesta bastante clara para eso.
Deja una respuesta