Desde el primer minuto de su gobierno, Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, se han jactado de aplicar un ajuste feroz sin precedentes en la historia argentina. Sin embargo, las estrategias económicas que despliegan parecen no solo contradictorias sino, en algunos casos, deliberadamente engañosas. Así lo explicó el economista Emmanuel Álvarez Agis en una entrevista reciente en Radio Con Vos, donde desmenuzó las trampas discursivas del gobierno y la trampa real en la que está atrapada la economía argentina.
Una deuda que no es deuda: la prestidigitación financiera de Caputo
El gobierno de Milei anunció con bombos y platillos un «nuevo préstamo» del FMI que, según ellos, no incrementaría la deuda externa. La afirmación resulta insólita para cualquier analista que conozca el funcionamiento básico del endeudamiento. Como explicó Álvarez Agis, la maniobra consiste en un simple cambio de acreedor: el Tesoro argentino deja de deberle al Banco Central y pasa a deberle al FMI. En términos técnicos, la deuda neta del Tesoro no cambia, pero la deuda externa sí aumenta, ya que los compromisos con organismos internacionales tienen otras condiciones y restricciones.
Detrás de esta jugada se esconde una intención política más profunda: evitar que el acuerdo con el FMI pase por el Congreso. La ley argentina establece que cualquier incremento de deuda con el Fondo requiere aprobación parlamentaria. Si el gobierno reconoce que el nuevo préstamo aumenta la deuda, entonces debería someterlo a debate legislativo, algo que Milei y Caputo prefieren evitar.
Cavallo, el regreso de un viejo conocido
En el centro del debate económico actual resurge una figura clave de la década del ‘90: Domingo Cavallo. El exministro de Economía, responsable del estallido de 2001, se metió en la discusión sobre el cepo y el dólar, recomendando una salida gradual. Cavallo sugiere desdoblar el tipo de cambio: mantener el dólar oficial para exportaciones e importaciones y liberar el resto. Según su visión, el mercado corregiría el precio del dólar paralelo, generando una devaluación inicial que luego estabilizaría la economía.
Para Álvarez Agis, Cavallo ha logrado algo inusual: escribir de manera accesible sobre temas técnicamente complejos. Sin embargo, advierte que la propuesta tiene consecuencias riesgosas. Si bien en el largo plazo podría atraer inversores, en el corto plazo significaría una disparada del dólar libre, afectando los precios y desatando más inflación. “Cavallo no es tonto”, dice Álvarez Agis. “Él sabe que al principio el dólar se va a disparar. Pero confía en que después la situación se reacomoda”.
El problema de fondo es que Milei parece no estar dispuesto a tomar ese riesgo. Su estrategia es evitar el caos cambiario inmediato, pero a costa de un estancamiento prolongado. “El desdoblamiento era una opción el día uno”, sentencia Álvarez Agis, sugiriendo que el gobierno perdió su momento más propicio para realizarlo.
La falsa promesa de convertir a Argentina en potencia
Milei insiste en que su plan económico convertirá a Argentina en una “potencia mundial”. Pero, como señala Álvarez Agis, no hay antecedente de un país que haya logrado semejante transformación sin inversión estatal en obra pública, ciencia y tecnología. “Milei carece de una idea de país que no sea simplemente liberar al sector privado”, afirma. Y agrega que, lejos de una apertura al libre mercado, lo que propone Milei es abrirse a una competencia desleal con países que subsidian sus industrias.
El ajuste: ¿a quiénes castiga?
La gran promesa de Milei fue que el ajuste lo pagaría la “casta”. Sin embargo, los hechos muestran lo contrario: la inflación, la recesión y la caída del consumo golpean con mayor fuerza a los sectores más vulnerables. Álvarez Agis reconoce que un ajuste fiscal era inevitable después de la emisión descontrolada del gobierno anterior, pero critica la forma en que se está implementando. “La discusión no es si hay que ajustar o no, sino sobre quiénes recaen los costos del ajuste”, advierte.
Mientras tanto, el gobierno sigue apostando a medidas de corto plazo, sin un plan claro para el mediano y largo plazo. Con un cepo que ahoga la actividad económica, un ajuste que empobrece a la mayoría y un discurso que se desentiende de las consecuencias, Milei parece haber convertido su dogma libertario en una trampa autodestructiva.
Deja una respuesta