Inflación y hambre: «El INDEC está vendiendo una ficción que no cierra con nada»

Mientras el gobierno celebra una inflación «controlada», los datos reales revelan un drama social que se profundiza: caída del consumo, salarios que no alcanzan y jubilados que pasan hambre. El INDEC manipula las cifras de inflación, ocultando una realidad cruda: la pobreza crece, los salarios se deprecian y los argentinos cada vez comen menos. La ficción oficial no resiste el más mínimo análisis, pero el gobierno insiste en vender una mentira que ya nadie cree.

La inflación en Argentina no es solo un número: es un termómetro que mide el sufrimiento de millones. Sin embargo, el gobierno de Javier Milei ha convertido este indicador en una herramienta de manipulación. Mientras el INDEC asegura que la inflación está bajo control, los datos reales pintan un panorama desolador: caída del consumo, salarios que no alcanzan y jubilados que pasan hambre. La mentira oficial no solo es obscena, sino que también es peligrosa, porque esconde una crisis social que se profundiza día a día.

En su editorial, Roberto Navarro señaló que el consumo masivo cayó un 7% en enero, una cifra alarmante si se tiene en cuenta que ya venía de una caída sostenida durante los últimos 12 meses. ¿Cómo se explica esto? Simple: los argentinos tienen menos plata en el bolsillo. La masa de ingresos totales de los trabajadores y jubilados sigue disminuyendo, lo que se traduce en menos capacidad de compra y, por ende, más pobreza. Pero el gobierno insiste en vender una ficción: que la inflación cae como un piano, que los salarios suben y que la pobreza disminuye. Una narrativa que no cierra con nada.

Según el periodista Roberto Navarro, la manipulación de las cifras del INDEC es escandalosa. Mientras en la Ciudad de Buenos Aires la inflación fue del 3,1% en enero, el INDEC reportó un 2,2%. Una diferencia del 55% que, multiplicada a lo largo del año, se convierte en una brecha abismal. Peor aún: si se actualiza la canasta básica a valores reales, la inflación anual no es del 84% como dice el gobierno, sino del 104%. Es decir, el INDEC miente por 20 puntos porcentuales. Y esta mentira no es inocente: tiene consecuencias directas sobre la vida de los argentinos.

Las paritarias se negocian en base a la inflación del INDEC, lo que significa que los trabajadores pierden poder adquisitivo mes a mes. Lo mismo ocurre con las jubilaciones, que se actualizan con un índice que no refleja la realidad. El resultado es previsible: cada vez hay más pobres. Y no hablamos de números fríos, sino de pibes que no comen, de abuelos que no pueden pagar sus medicamentos, de familias que deben elegir entre comer o pagar la luz.

Fiel a su estilo, Navarro señalo que el gobierno, parece vivir en una burbuja. Mientras los medios oficialistas festejan una supuesta «baja de la inflación», los sindicatos denuncian la manipulación de las cifras. Un total de 36 gremios han exigido cambiar la metodología del INDEC, porque no pueden seguir negociando paritarias con datos falsos. Pero Milei y su equipo hacen oídos sordos. Prefieren seguir vendiendo una mentira que ya nadie cree, mientras el país se hunde en la recesión y el desempleo.

Por todo lo señalado anteriormente, debemos decir que el momento de decir «basta» es ahora. No podemos seguir tolerando que nos mientan descaradamente, ni permitir que los pibes pasen hambre mientras el gobierno celebra cifras falsas. La inflación no es un juego, y manipular las estadísticas no resuelve el problema; lo agrava. Mientras el INDEC miente, los argentinos sufren. Y eso, señores del gobierno, no se oculta con discursos optimistas ni tweets triunfalistas. La realidad es cruda, y no hay mentira que pueda taparla.

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