La criptoestafa de «Libra» es solo la punta del iceberg de un gobierno que parece más interesado en servir a intereses privados que en gobernar para el pueblo

El presidente Milei promocionó una criptomoneda fraudulenta que dejó a miles de personas en la ruina, mientras sus aliados se enriquecen. El «líder» anarcocapitalista, autoproclamado defensor de la libertad, utilizó su influencia para impulsar una estafa piramidal que benefició a unos pocos y hundió a miles. ¿Es este el «paraíso libertario» que prometió?

(Por Walter Onorato) Javier Milei, el presidente argentino que llegó al poder con un discurso antiestatista y promercado, ha protagonizado uno de los escándalos más escandalosos de la política latinoamericana reciente. En un giro que parece sacado de un guion de thriller financiero, Milei promocionó activamente una criptomoneda llamada «Libra», vinculada al eslogan de su partido, «Viva la Libertad». Lo que parecía una innovación financiera terminó siendo una estafa piramidal que dejó a más de 44,000 argentinos sin sus ahorros, mientras nueve personas cercanas al proyecto se embolsaron 87 millones de dólares.

El modus operandi fue sencillo y descarado. Milei, utilizando su cuenta oficial de Twitter, fijó un tuit durante seis horas en el que animaba a los argentinos a invertir en esta criptomoneda, asegurando que sería beneficiosa para el país. «El mundo quiere invertir en Argentina», escribió, compartiendo enlaces y códigos para adquirir la moneda virtual. Sin embargo, lo que no dijo es que los principales promotores del proyecto tenían el 87% de los tokens, lo que les permitió inflar artificialmente su valor y luego retirar todo el dinero, dejando a los inversores con las manos vacías.

La caída de «Libra» fue tan rápida como su ascenso. Miles de personas, muchos de ellos seguidores fervientes de Milei, vieron cómo sus ahorros se evaporaban en cuestión de horas. Mientras tanto, los promotores del proyecto, entre los que se encuentran figuras cercanas al presidente, se enriquecieron de manera obscena. Lo más grave es que Milei no solo promocionó la criptomoneda, sino que también se reunió con los responsables del proyecto meses antes de su lanzamiento, lo que sugiere un nivel de complicidad que difícilmente puede ser ignorado.

Ante las críticas, Milei intentó lavarse las manos. Borró el tuit y aseguró que no tenía «vinculación alguna» con el proyecto, a pesar de haberlo promocionado activamente y de haber utilizado el eslogan de su partido para darle legitimidad. En lugar de disculparse, optó por atacar a la oposición, acusándola de ser «ratas inmundas» que querían aprovechar la situación para desprestigiarlo. Sin embargo, la realidad es que fue el propio Milei quien utilizó su posición de poder para estafar a sus ciudadanos.

Este escándalo no solo expone la falta de escrúpulos del gobierno de Milei, sino también la peligrosa combinación de ideología libertaria y falta de regulación. El presidente, que ha defendido a ultranza la desregulación del mercado, ha demostrado que su proyecto político no es más que una fachada para enriquecer a unos pocos a costa del bienestar de la mayoría. La promesa de un «paraíso libertario» se ha convertido en una pesadilla para miles de argentinos que confiaron en su líder y terminaron siendo estafados.

Lo más preocupante es que este no es un caso aislado. Desde que asumió el poder, Milei ha implementado políticas que benefician a las élites económicas mientras recortan derechos y servicios esenciales para la población. La criptoestafa de «Libra» es solo la punta del iceberg de un gobierno que parece más interesado en servir a intereses privados que en gobernar para el pueblo.

En un país ya golpeado por la inflación y la pobreza, este escándalo no hace más que profundizar la desconfianza en las instituciones y en la clase política. Milei, que llegó al poder prometiendo acabar con la corrupción y la casta, ha demostrado ser parte del problema. Su presidencia, lejos de ser un cambio radical, es una continuación de las prácticas más oscuras de la política argentina.

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