La difusión de una versión sin editar de la entrevista de Javier Milei con Johnny Viale desató un escándalo mediático. Mientras el gobierno intenta minimizar el impacto, Nancy Pazos desafió al abogado de Viale, quien negó que existiera censura y defendió la edición de la nota. ¿Se protege al presidente o se oculta la verdad?
La controversia en torno a la entrevista de Javier Milei con Johnny Viale sigue escalando. Luego de que se filtrara en YouTube un fragmento sin editar del reportaje, donde el presidente es advertido en plena grabación de que sus declaraciones podían perjudicarlo, las repercusiones no tardaron en llegar. En el programa A la Barbarossa, de Telefe, la periodista Nancy Pazos confrontó al abogado de Viale, Juan Manuel Dragani, quien intentó relativizar el episodio y negó que se tratara de un caso de censura.
«Para afirmar una noticia, tenés que tener la fuente. Y si no la tenés chequeada, es falta, es un fake, es mentira», sostuvo Dragani en defensa de su cliente, rechazando las versiones que indicaban que Viale habría cobrado por la entrevista. Sin embargo, Pazos fue más allá y puso el foco en la manipulación del contenido: «Pero después de lo que pasó, 350 mil dólares es poco, te digo. Con el papelón que pasó».

El cruce subió de tono cuando Dragani insistió en que no había razones para considerar el caso como una censura: «Es opinable. No estoy haciendo una defensa de Johnny. Mariana me está preguntando qué opino sobre esta cuestión y yo estoy dando mi opinión. Y me parece que vos podés opinar distinto y es válido. Lo que digo es que no hay una cuestión judiciable en esta historia, es una cuestión meramente administrativa».
Pazos no dejó pasar la respuesta y redobló la apuesta: «Pero un periodista que se deja censurar y no denuncia ser censurado…». La incomodidad de Dragani era evidente. Su defensa giraba en torno a la supuesta normalidad de la edición en entrevistas con mandatarios. «Las notas con los presidentes se pautan las preguntas y las respuestas», dijo, tratando de justificar lo sucedido. Pero la periodista no compró el argumento: «Una cosa es editar un reportaje para achicar los tiempos, para que no sea aburrido. Sacar un concepto porque el asesor presidencial dijo que eso no le convenía es otra cosa. La cara de Johnny Viale dice todo, chicos. Se manda preso solo».
El debate sobre la censura y el control mediático se instaló con fuerza. Mientras el abogado de Viale intentaba desviar la discusión hacia cuestiones técnicas, Pazos insistió en que el verdadero problema era que el gobierno había intervenido directamente en la entrevista para modificar su contenido. «El presidente quedó como De la Rúa cuando no sabía por dónde salir del set de televisión en este canal», disparó.
Pero más allá del papel de Viale, la polémica dejó al descubierto el nivel de injerencia del Gobierno en la prensa. Como recordó Pazos, Milei llegó al poder proclamando la libertad de expresión, pero su administración ha demostrado tener un control férreo sobre los medios. «Este gobierno hizo campaña con la libertad. Y claramente lo que menos libre tenemos son los salarios, el dólar y ahora también la palabra presidencial y el periodismo haciendo preguntas».
En medio de la discusión, Natasha Niebieskikwiat intentó bajar el tono cuestionando las expresiones de Pazos: «Si le decís boludo al presidente, no me parece serio». Pero la periodista no se retractó: «Perdón, no tenemos que cuidarnos las palabras justo con el presidente que usa todas las que se le ocurren. Él puede usarlas y yo no, me parece bien».
El escándalo por la entrevista censurada de Milei es solo un síntoma más de una gestión que, en su afán de controlar el relato, termina exponiendo sus propias contradicciones. Mientras el oficialismo intenta minimizar el episodio, la filtración del crudo de la entrevista dejó una certeza incómoda: la libertad de expresión está cada vez más condicionada en la Argentina de Javier Milei.
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