El gobierno de Javier Milei enfrenta su crisis más grave hasta la fecha, y lo hace en el terreno que lo vio nacer y crecer: las redes sociales. Según un relevamiento de la consultora Zuban Córdoba, el escándalo de la criptomoneda «Libra» -ya bautizado como CryptoGate- ha erosionado profundamente la imagen del presidente, con un 60% de la opinión pública convencida de que se trató de una estafa.
La encuesta, que incluyó un análisis de redes y un relevamiento por correo electrónico en todo el país, arrojó datos demoledores: el 87% de los argentinos afirma estar informado sobre el caso, el 70% lo considera la mayor crisis de la gestión libertaria y el 83% cree que Milei debe dejar de comportarse como influencer. Pero quizás lo más preocupante para el oficialismo es que, a diferencia de otros escándalos, este impacta en el área donde el presidente se vendió como un experto: la economía y la tecnología.
La desconfianza en la figura presidencial es el eje del golpe. «En Argentina se perdona todo, menos que quedes como un pelotudo», sintetizó una fuente política citada en Radio 10. La referencia a la foto de Olivos durante la pandemia no es casual: como en aquel episodio, la indignación social no proviene solo del hecho en sí, sino de la percepción de que el protagonista quedó en ridículo. Milei, que se vendió como un gurú de la economía, ahora aparece como un ingenuo o, peor aún, como cómplice de una estafa.
Desde la comunicación oficial intentaron despegar al mandatario con la excusa de que «tuiteaba como ciudadano y no como presidente». Pero según el relevamiento, el 60% de los consultados rechazó esa explicación y consideró que Milei actuó como presidente. Es decir, sus palabras y acciones tienen consecuencias políticas directas.
También se midieron percepciones sobre el periodismo político en Argentina, que no salió bien parado: el 81,8% de los encuestados cree que es poco serio y poco creíble, casi al nivel del Poder Judicial. En este contexto de desconfianza generalizada, el CryptoGate expone no solo la fragilidad del gobierno, sino también el deterioro de las instituciones democráticas en el país.
Con tres años de mandato por delante, la pregunta que queda flotando es si Milei podrá recomponer su credibilidad o si este escándalo marcará el inicio de su declive irreversible.
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