El presidente argentino enfrenta una ola de repudio global tras su vinculación con un fraude millonario en criptomonedas. Mientras sus aliados de la ultraderecha europea guardan silencio, en Argentina el escándalo crece y pone en jaque su gobierno.
El nombre de Javier Milei está en boca de todo el mundo, pero no por sus polémicos discursos o su supuesto genio económico. Esta vez, la imagen del presidente argentino quedó atada a la palabra «estafa» en un escándalo de proporciones internacionales. La criptoestafa que lo involucra como promotor principal no solo sacudió a Argentina, sino que generó una reacción global que va desde Pedro Sánchez hasta la presidenta de México y figuras como el exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis.
El especialista en redes sociales y activista contra la desinformación digital Julián Macías Tovar analizó en Radio 10 la magnitud del escándalo y su impacto en la esfera política internacional. «Milei y estafa fue tendencia mundial número uno en redes sociales. Esto les agarró fuera de juego. Intentaron contrarrestarlo con la narrativa digital, pero fracasaron», señaló.
El gobierno argentino intentó tapar la tormenta con excusas torpes, incluyendo la versión de un supuesto hackeo. Pero el daño ya estaba hecho: el «león libertario» quedó expuesto como el rostro de una estafa financiera que perjudicó, irónicamente, a sus propios seguidores. «Muchos libertarios que confiaban en Milei perdieron dinero, algunos convencieron a familiares y amigos para que invirtieran. Es un golpe demoledor para su base», explicó Macías Tovar.
En España, los aliados del presidente argentino optaron por esconderse. Isabel Díaz Ayuso, quien lo condecoró, guardó silencio. Vox, el partido de ultraderecha que lo vitoreaba, evitó defenderlo. Hasta Juan Ramón Rallo, economista liberal que prologó su libro, calificó el escándalo como «el error político más grave de su presidencia».
Pero la controversia no se limita a la opinión pública. Las consecuencias legales podrían ser devastadoras. «Esto no es solo un problema de imagen. La estafa tipo ‘rug pull’ es delito en Estados Unidos y en otros países, con penas que pueden llegar a 20 años de cárcel. Y el propio Milei es la pieza clave de esta operación», advirtió Macías Tovar.
El patrón de fraude es calcado a otras estafas previas, muchas de ellas orquestadas por los mismos operadores financieros que rodean a Milei. A pesar de las advertencias previas, el gobierno argentino repitió el esquema. «Karina Milei fue alertada sobre que este modelo ya había fracasado en la República Centroafricana. Pero parecieron pesar más las coimas y los contratos turbios que la reputación del presidente», agregó el especialista.
A medida que el escándalo avanza, queda en evidencia la impunidad con la que se mueven estos grupos financieros vinculados al poder. «Estos estafadores ya habían hecho lo mismo antes. Se repite el modelo, el discurso, hasta los gráficos de promoción de las criptos falsas. Y lo hacen una y otra vez porque el sistema los deja operar sin consecuencias», señaló Macías Tovar.
Con un gobierno que tambalea y un escándalo que amenaza con escalar al plano judicial, Milei enfrenta su primera crisis de magnitud internacional. Su imagen, cuidadosamente construida como la del economista outsider que venía a «destruir la casta», se derrumba bajo el peso de un fraude que afecta a los mismos seguidores que lo llevaron al poder. En el mundo, su nombre ya no suena como el del «león libertario», sino como el de un presidente estafador.
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