Una organización criminal disfrazada de éxito financiero prometió riquezas y dejó a cientos de familias sin nada. En Corrientes, la Justicia se prepara para dictar sentencia en una de las causas más resonantes del fraude financiero argentino.
Por fin llega el desenlace judicial de uno de los fraudes piramidales más escandalosos de los últimos años en Argentina. Generación Zoe, el entramado delictivo encabezado por Leonardo Cositorto, está a punto de recibir sentencia en la provincia de Corrientes, donde el Ministerio Público Fiscal ha solicitado la condena de los principales responsables por estafa y asociación ilícita. Se trata de un esquema fraudulento que afectó a más de 300 personas y que dejó un saldo de pérdidas que ronda los 580 mil dólares.
El juicio que expone el fraude
La fiscalía, representada por Rubén Barry y María Eugenia Ballará, explicó que la investigación pudo comprobar que el grupo liderado por Cositorto operó bajo un sistema de estafa en modalidad de «delito continuado». Esto significa que, a través de un mecanismo estructurado y repetitivo, lograron despojar de sus ahorros a cientos de víctimas mediante promesas de inversión con retornos imposibles de sostener.
Los fiscales detallaron que se logró probar el funcionamiento de una verdadera asociación ilícita diseñada para engañar y captar a inversores con promesas irreales de rentabilidad. La sentencia, que se espera para el viernes, podría consolidar un fallo ejemplar contra los responsables.
Un sistema de engaño sofisticado
El fraude de Generación Zoe no se limitó a discursos marketineros y falsas promesas de riqueza fácil. Los acusados armaron un andamiaje de empresas ficticias, plataformas digitales manipuladas y hasta una «billetera virtual» que mostraba de manera engañosa supuestas ganancias a los inversores. Esta puesta en escena permitió que muchas víctimas creyeran que su dinero estaba generando intereses, cuando en realidad todo era una ficción diseñada para seguir captando fondos.
“Lo que más nos sorprendió fue el nivel de sofisticación de la estafa. Crearon una infraestructura falsa que generaba la ilusión de un negocio rentable cuando en realidad era una trampa bien orquestada para vaciar los bolsillos de la gente”, explicaron los fiscales Barry y Ballará.
La estrategia fallida de Cositorto para eludir la condena
En un intento desesperado por evitar el juicio, el principal acusado ofreció un pago de 340 mil dólares para cerrar el caso en Corrientes. Sin embargo, la fiscalía y la querella rechazaron la oferta, considerando que el delito de asociación ilícita afectó gravemente la tranquilidad pública y que el daño causado iba más allá de lo económico.
“Es insólito. Cositorto decía que no tenía un peso, pero de repente apareció con cientos de miles de dólares para intentar eludir su responsabilidad penal. Esto demuestra el grado de manipulación y cinismo con el que operaba”, comentaron fuentes judiciales.
Actualmente, tres de los acusados siguen detenidos, mientras que otros tres lograron recuperar su libertad con restricciones tras pasar más de dos años en prisión preventiva.
Las víctimas: sueños destruidos y ahorros perdidos
Una de las partes más devastadoras de este caso es el perfil de las víctimas. En su mayoría, se trata de trabajadores que pusieron todos sus ahorros en manos de Generación Zoe con la esperanza de mejorar sus vidas. Entre ellos, ex empleados de fábricas que habían recibido indemnizaciones tras perder su trabajo y que vieron en la supuesta «inversión» una oportunidad para salir adelante.
“Usaron la desesperación y la ilusión de la gente para enriquecerse sin escrúpulos. Lo que hicieron fue un crimen social, no solo económico”, señaló uno de los fiscales.
Por el momento, la posibilidad de recuperar el dinero parece lejana. Aunque se han iniciado demandas civiles para intentar resarcir a las víctimas, la realidad es que el vaciamiento de fondos y la dispersión de los activos de Generación Zoe hacen muy difícil que los damnificados puedan recuperar su inversión.
Un fallo clave para marcar precedente
El veredicto que se conocerá este viernes podría sentar un precedente histórico en la lucha contra las estafas piramidales en Argentina. La Justicia tiene en sus manos la posibilidad de enviar un mensaje contundente: que el engaño, la manipulación y la codicia no quedarán impunes.
Mientras tanto, el caso de Generación Zoe deja una lección amarga pero necesaria: la promesa de riqueza rápida y sin esfuerzo suele ser solo eso, una promesa que, al final del día, se convierte en pesadilla.
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