La criptoestafa que sacude al gobierno: Karina Milei, los sobornos y el entramado de corrupción que la involucra

El escándalo de la criptomoneda Libra, promocionada por el presidente Milei, revela un entramado de corrupción que involucra a su hermana Karina y expone las grietas de un gobierno que prometió transparencia. Mientras el presidente argentino Javier Milei intenta limpiar su imagen en medio de negociaciones con el FMI, su hermana Karina queda en el ojo del huracán por presuntos cobros de sobornos para acceder a reuniones con el mandatario. La criptoestafa de Libra, que dejó a miles de inversores en la ruina, desnuda un sistema de corrupción que parece no tener fin.


El gobierno de Javier Milei, que llegó al poder con promesas de transparencia y un discurso antiestablishment, se encuentra hoy sumido en uno de los escándalos más turbios de la política argentina reciente. La criptomoneda Libra, promocionada por el propio presidente en sus redes sociales, no solo resultó ser una estafa que dejó a más de 40,000 inversores sin sus ahorros, sino que también destapó un entramado de corrupción que involucra a su hermana, Karina Milei, y a un grupo de empresarios vinculados al mundo de las criptomonedas.

Todo comenzó el 14 de febrero, cuando Milei publicó un tweet promocionando Libra, una criptomoneda recién creada y catalogada como una «shitcoin» (moneda basura). Gracias al respaldo del presidente, el valor de Libra se disparó vertiginosamente, solo para desplomarse una hora y media después, dejando a miles de personas sin sus inversiones y con pérdidas que superan los 90 millones de dólares. Milei aseguró que no estaba al tanto de los detalles de la estafa, pero las evidencias apuntan en otra dirección.

Los nombres detrás de la estafa

Tres figuras clave emergen en este escándalo: Hayden Davis, señalado como creador de Libra; Julian P., un empresario de Singapur; y Mauricio Novelli, el argentino supuestamente responsable de implantar la pirámide en el país. Según registros de la Casa Rosada, estos tres individuos tuvieron acceso ilimitado al palacio presidencial a lo largo de 2024, lo que sugiere un nivel de complicidad que contradice las excusas iniciales de Milei.

Pero ¿quién les abrió las puertas? La respuesta apunta a Karina Milei, hermana del presidente y conocida como «el jefe» dentro del entorno familiar. Karina no solo habría facilitado el acceso de estos empresarios al presidente, sino que también estaría involucrada en un lucrativo negocio de cobros por reuniones con su hermano. Según testimonios y mensajes filtrados, Karina habría recibido pagos en efectivo para organizar encuentros con Milei, tanto en su etapa como diputado como ahora en la presidencia.

Los testimonios que lo cambian todo

Uno de los testimonios más contundentes proviene de Hayden Davis, quien en mensajes de texto aseguró tener «controlado» a Milei. «Le envío el dinero a su hermana, y él firma lo que yo digo y hace lo que yo quiero», afirmó Davis. Aunque se trata de un personaje cuestionable, sus declaraciones no están solas. Charles Hoskinson, un inversor en criptomonedas, denunció que allegados a Milei le pidieron dinero para organizar un encuentro en Buenos Aires. Además, el empresario Diógenes Casares afirmó que alguien cercano al presidente habría cobrado 5 millones de dólares por la promoción de la estafa.

Incluso Juan Carlos Pallarol, el orfebre encargado de fabricar los bastones de mando presidenciales, reveló que Karina le habría solicitado 50,000 dólares por una reunión con Milei. Este dato, que inicialmente parecía anecdótico, cobra ahora una relevancia escalofriante en el contexto del escándalo.

El silencio cómplice de la Casa Rosada

Frente a las acusaciones, la Casa Rosada ha optado por el silencio. Ni confirmaciones ni desmentidos, solo una estrategia de evasión que ha generado más dudas que respuestas. Mientras tanto, el Senado argentino intentó avanzar con una comisión investigadora, pero la propuesta fue frenada por presiones políticas. Incluso uno de los senadores que impulsó la iniciativa votó en contra, lo que refleja el nivel de manipulación y temor que rodea al caso.

La justicia argentina, por su parte, parece no estar dispuesta a actuar con celeridad. El fiscal Eduardo Taiano, encargado de la investigación, es conocido por su tendencia a «adormecer» expedientes, lo que reduce las esperanzas de que se haga justicia para las miles de víctimas de la estafa.

El contexto internacional: Milei entre el FMI y el FBI

Mientras el escándalo crece en Argentina, Milei intenta mantener su imagen en el exterior. Recientemente, se reunió con figuras como Donald Trump y Elon Musk, a quien incluso regaló una motosierra durante la Conferencia de Acción Conservadora en Estados Unidos. Sin embargo, estas fotos de alto perfil no logran ocultar las sombras que lo persiguen. En tribunales estadounidenses hay casos abiertos en su contra, y la justicia de ese país podría ejercer presión sobre sus pares argentinos para que avancen las investigaciones.

Además, el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que Milei busca renegociar un acuerdo, ha mostrado su rechazo al mercado de criptomonedas. En un artículo publicado en su revista «Finanzas y Desarrollo», la profesora Hillary J. Allen advirtió sobre la necesidad de una regulación sólida para contener los riesgos de los criptoactivos. Una postura que contrasta con la promoción irresponsable que hizo Milei de Libra.

Un escándalo que no tiene fin

El caso de la criptoestafa no solo expone la corrupción en el entorno de Milei, sino también la complicidad de un sistema político y mediático que parece más interesado en tapar el escándalo que en buscar la verdad. La filtración de una entrevista en la que el periodista Jonathan Viale intenta limpiar la imagen del presidente es solo un ejemplo de cómo se manipula la información para proteger a los poderosos.

Mientras tanto, las víctimas de la estafa, los llamados «criptobobos», siguen esperando justicia. Con más de 40,000 afectados (y algunas estimaciones que hablan de 70,000), el escándalo de Libra no es solo una mancha en la gestión de Milei, sino un recordatorio de que, en Argentina, la corrupción sigue siendo un mal endémico.

En un país donde la confianza en las instituciones ya estaba por los suelos, este nuevo escándalo no hace más que profundizar la crisis. Y mientras Milei y su hermana intentan salir indemnes, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿quién pagará por todo esto?


Fuente: Análisis de Inna Afinogenova, periodista rusa, en su canal de YouTube.

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