Milei y el FMI: Un acuerdo fantasma para una economía al borde del abismo

"El gobierno ya dilapidó 25.000 millones de dólares y sigue teniendo reservas negativas"

Alfredo Zaiat

El gobierno de Javier Milei oficializó un supuesto acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), pero la realidad es que no hay tal acuerdo. Lo que sí hay es una economía en estado de emergencia y una administración que, tras 15 meses de ajustes brutales, tiene que salir corriendo a mendigar dólares.

Alfredo Zaiat, economista y analista político, desmenuzó en una entrevista con Radio Con Vos las inconsistencias del relato oficial y las consecuencias de una política económica que sólo se sostiene sobre una burbuja especulativa. «No hay acuerdo con el FMI. Lo que hay es un decreto en el que Milei dice que va a haber un acuerdo. Nunca vi algo igual en los 40 años de relación entre Argentina y el FMI», afirmó Zaiat.

El relato de Milei se derrumba

Desde que asumió, Milei vendió la idea de que su plan económico era el más exitoso de la historia. Prometió un «shock de confianza» que traería inversiones, afirmó que la inflación se resolvería con un ajuste drástico y que su gobierno lograría superávit sin necesidad de endeudarse. Sin embargo, la realidad lo desmiente.

El DNU que oficializa la supuesta negociación con el FMI contradice el discurso del gobierno. «Durante 15 meses nos dijeron que todo estaba bien, que éste era el mejor programa económico de la historia, que era mejor que el menemismo y que Caputo era mejor que Cavallo. Ahora el propio gobierno admite en el decreto que la situación es un desastre», sostuvo Zaiat.

El problema central es la falta de dólares. Milei heredó una economía frágil, pero en lugar de estabilizarla, la precarizó aún más. Los capitales especulativos aprovecharon la bicicleta financiera y, ante la incertidumbre, comenzaron a retirarse. «La burbuja especulativa está basada en atraer dólares para colocaciones en pesos y luego retirarlos con más ganancias. Quienes participan en esta burbuja necesitan garantías de que los dólares van a estar. Si no están, se van, y si se van, se pudre todo», explicó el economista.

Un modelo agotado que pide auxilio

Milei prometió que Argentina volvería a los mercados internacionales sin necesidad del FMI. Sin embargo, lo que está ocurriendo es exactamente lo contrario: el gobierno necesita entre 10.000 y 20.000 millones de dólares para sostener el modelo y evitar una crisis cambiaria de gran magnitud. Para eso, Milei apuesta al FMI, una institución que ya fue cómplice de la catástrofe económica que dejó Macri.

En 2018, el FMI otorgó a la Argentina el mayor préstamo de su historia: 57.000 millones de dólares, de los cuales se desembolsaron 44.500. «Fue un papelón histórico del Fondo. Un préstamo que fracasó en sólo dos meses. Ahora Milei quiere volver a pedirles dólares. Es increíble», indicó Zaiat.

Estados Unidos, que controla el FMI con su 17% de votos y poder de veto, es el único actor que puede garantizarle al gobierno de Milei una nueva línea de crédito. Pero nada es gratis: las condiciones para obtener esos dólares serán brutales.

Un futuro incierto y un modelo en jaque

La estrategia de Milei está cada vez más acorralada. Si no consigue los dólares que necesita, la burbuja especulativa estallará y las consecuencias podrían ser devastadoras. «El gobierno ya dilapidó 25.000 millones de dólares y sigue teniendo reservas negativas. Tuvo un superávit comercial de 19.000 millones de dólares, un superávit energético gracias a Vaca Muerta y aún así no le alcanzó. No hay manera de justificar que, con todos esos factores a favor, hoy estemos al borde del colapso financiero», señaló Zaiat.

El préstamo del FMI no es la solución. Es apenas un salvavidas que permitirá patear la crisis un poco más adelante. Pero los problemas estructurales siguen ahí, agravados por una política económica basada en la especulación y el ajuste salvaje.

Mientras Milei intenta sostener su modelo con decretos y promesas vacías, la realidad lo enfrenta con un dilema insoslayable: sin crecimiento, sin inversión y sin dólares genuinos, su gobierno no tiene futuro.

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