Galperín apoya a Milei pero invierte en México donde creará 10 mil puestos de trabajo

Mientras Marcos Galperín, fundador de Mercado Libre, anuncia una inversión de USD 3.400 millones en México para crear 10.000 empleos, en Argentina solo promete USD 75 millones. El contraste revela las limitaciones del discurso libertario de Milei para atraer inversiones reales.

El empresario argentino Marcos Galperín eligió México, gobernado por la izquierda de Claudia Sheinbaum, para realizar la mayor inversión de Mercado Libre en su historia. Mientras tanto, en Argentina, solo destinará USD 75 millones. ¿Por qué las tecnológicas prefieren otros mercados pese al entusiasmo inicial con Milei?

Marcos Galperín, el fundador de Mercado Libre y uno de los empresarios más influyentes de América Latina, ha decidido poner su dinero donde no está su boca. Mientras apoya públicamente el discurso libertario de Javier Milei, Galperín ha elegido México, un país gobernado por la izquierda de Claudia Sheinbaum, para realizar la mayor inversión en la historia de su empresa: USD 3.400 millones que crearán 10.000 puestos de trabajo. En contraste, en Argentina, Galperín solo ha prometido una inversión de USD 75 millones, una cifra que palidece frente a la magnitud del proyecto mexicano. Este movimiento no solo es un golpe simbólico para el Gobierno de Milei, sino también una señal clara de que las palabras no bastan para atraer inversiones reales.

La decisión de Galperín confirma una tendencia que ya se venía anticipando: las empresas tecnológicas pueden entusiasmarse con el discurso de apertura económica y reducción del Estado que promueve Milei, pero a la hora de invertir, prefieren mercados más estables y predecibles. México, a pesar de tener un gobierno de izquierda, ofrece condiciones más favorables para los negocios, con menos restricciones y una economía más diversificada. Esto deja en evidencia que el atractivo de un país no se reduce a su ideología política, sino a su capacidad para ofrecer seguridad jurídica, infraestructura y un entorno favorable para los negocios.

El anuncio de la inversión en México se realizó en un acto público encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien destacó la importancia de este proyecto para el ecosistema tecnológico y logístico del país. David Geisen, country manager de Mercado Libre en México, explicó que los USD 3.400 millones se destinarán a «fortalecer el ecosistema logístico, tecnológico y financiero» del país, lo que incluye la creación de 10.000 empleos directos. Este proyecto no solo refuerza la posición de México como un hub tecnológico en la región, sino que también contrasta fuertemente con la situación en Argentina, donde las inversiones de este calibre brillan por su ausencia.

El contraste no podría ser más evidente. En septiembre de 2024, Milei visitó las oficinas de Mercado Libre en Buenos Aires, donde Galperín le anunció una inversión de USD 75 millones en un centro de logística. Aunque el Gobierno celebró este anuncio como una muestra de confianza en su gestión, la cifra es insignificante comparada con lo que la empresa está destinando en México. Esto plantea una pregunta incómoda: ¿por qué Galperín, un empresario argentino que ha construido su imperio desde el país, decide invertir masivamente en el extranjero en lugar de apostar por el mercado local?

La respuesta parece estar en las políticas económicas del Gobierno de Milei. A pesar de su retórica promercado y su promesa de atraer inversiones, las medidas concretas han sido insuficientes para generar confianza entre los inversores. La falta de estabilidad cambiaria, las restricciones a las importaciones y exportaciones, y la incertidumbre jurídica han creado un entorno hostil para los negocios. Además, la decisión del Gobierno de abrir la importación de cueros, que afectó negativamente a la curtiduría Sadesa, un negocio histórico de la familia Galperín, no ayudó a mejorar la relación entre el empresario y el Ejecutivo.

Este distanciamiento entre Galperín y Milei es sintomático de un problema más amplio. Aunque el discurso libertario del Presidente puede resultar atractivo en teoría, en la práctica no ha logrado traducirse en políticas efectivas que fomenten la inversión y el crecimiento económico. Las empresas tecnológicas, en particular, necesitan un entorno estable y predecible para operar, algo que Argentina no ha podido ofrecer en los últimos años.

México, por el contrario, ha sabido posicionarse como un destino atractivo para las inversiones tecnológicas. A pesar de tener un gobierno de izquierda, el país ha implementado políticas que favorecen la llegada de capitales extranjeros, como la simplificación de trámites, la inversión en infraestructura y la promoción de acuerdos comerciales internacionales. Esto ha permitido que empresas como Mercado Libre vean en México una oportunidad para expandirse y consolidarse en el mercado latinoamericano.

La decisión de Galperín de invertir en México también tiene un componente simbólico. Al elegir un país gobernado por la izquierda para realizar su mayor inversión, el empresario está enviando un mensaje claro: lo que importa no es la ideología del gobierno, sino su capacidad para crear un entorno favorable para los negocios. Este mensaje debería ser una llamada de atención para el Gobierno de Milei, que ha basado gran parte de su estrategia en un discurso ideológico sin acompañarlo de medidas concretas que mejoren el clima de inversión.

En definitiva, la inversión de Mercado Libre en México es un duro golpe para el Gobierno de Milei y su promesa de convertir a Argentina en un paraíso para los inversores. Mientras Galperín apoya con palabras al Presidente, su dinero va a parar a un país que, a pesar de tener un gobierno de izquierda, ofrece condiciones más favorables para los negocios. Este contraste no solo cuestiona la eficacia de las políticas económicas del Gobierno, sino que también deja en evidencia la necesidad de un cambio de rumbo si Argentina quiere competir en el mercado global.

Mientras tanto, México sigue consolidándose como un hub tecnológico en la región, y Argentina se queda atrás, con promesas vacías y un futuro incierto. La pregunta que queda en el aire es cuántas más inversiones se perderá el país antes de que el Gobierno decida enfrentar los problemas de fondo. Por ahora, el éxodo de capitales continúa, y con él, las dudas sobre el futuro económico de Argentina.

Este texto expositivo-argumentativo busca no solo informar sobre la decisión de Galperín, sino también cuestionar las políticas del Gobierno de Milei y su impacto en la economía argentina, invitando al lector a reflexionar sobre las consecuencias de la falta de inversiones reales en el país.

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