Nancy Pazos enciende todas las alarmas: “Se viene el estallido”

La crisis económica se acelera y Milei tambalea en el abismo

El gobierno enfrenta su prueba más dura: corrida cambiaria, descontrol inflacionario y presión del FMI. Mientras la tensión crece, el Presidente suspende sus viajes y el mercado muestra que no hay confianza en su plan. ¿Podrá resistir el ajuste extremo antes del colapso total?


Argentina está en llamas. La crisis económica, lejos de estabilizarse, se profundiza con una corrida cambiaria que acelera la devaluación y agrava la inflación en dólares, demostrando que la política de ajuste extremo del gobierno de Javier Milei no solo castiga a la población sino que también genera incertidumbre en los mercados. La periodista Nancy Pazos lo dijo sin rodeos en su editorial en Radio 10: “Se viene el estallido”. No es una exageración. Es la advertencia de que el gobierno libertario está perdiendo el control sobre su propia tormenta económica.

El dólar libre avanza sin frenos, exponiendo la fragilidad del plan económico. A pesar del relato oficialista de que el mercado es el gran regulador, el mismo mercado está dándole la espalda a Milei, exigiendo más devaluación y revelando la incapacidad del Presidente para sostener su propia doctrina de libertad absoluta. Lo que sucede hoy no es otra cosa que el “costo” de gobernar sin plan de contención, sin estrategia de intervención y con un ajuste brutal que asfixia a la sociedad. La promesa de dolarización quedó en el limbo y, en su lugar, la inflación se disparó tanto en pesos como en dólares, hundiendo el poder adquisitivo de los argentinos.

La tormenta perfecta: FMI, mercado y crisis social

El Fondo Monetario Internacional (FMI), el gran actor en las sombras, también juega su papel en este descalabro. La receta es siempre la misma: el FMI impone condiciones, Argentina cumple con sacrificios impensables, y al final la economía sigue sin despegar. Ahora, la exigencia del organismo es clara: liberar completamente el tipo de cambio. Esto significa, en términos simples, que el precio del dólar en el país no tiene techo. En este contexto, el mensaje es letal para los salarios y el consumo interno.

Milei, que se jacta de ser el líder de la “nueva derecha sin miedo”, enfrenta un dilema clásico de los gobiernos neoliberales: ¿hasta cuándo podrá resistir sin ceder a las presiones devaluatorias? Hasta ahora, sus movimientos erráticos solo han profundizado el caos. La cancelación de su viaje a Israel es el mejor indicador de que el Presidente sabe que el país está al borde del colapso y que su presencia en Buenos Aires es más urgente que sus reuniones internacionales.

El panorama es aún más alarmante cuando se observa la crisis social en las calles. El reclamo de los jubilados, las movilizaciones por salarios y la creciente conflictividad laboral muestran que la paciencia se está agotando. Y si algo caracteriza a la historia reciente de Argentina es que la combinación de crisis económica y malestar social puede ser explosiva.

Milei frente a su propia trampa: la fragilidad del modelo libertario

Milei vendió un modelo basado en el ajuste extremo, la “competencia perfecta” y la destrucción del Estado. Sin embargo, la realidad le está demostrando que su experimento no solo es inviable sino que está acelerando la descomposición del país. En su obsesión por el ajuste, ha desfinanciado áreas clave, eliminado subsidios sin transición y empujado a millones a la pobreza. Lo que él llama “remedios amargos” son en realidad veneno puro para la economía real.

Nancy Pazos lo sintetizó con crudeza: “Le están midiendo el aceite”. No solo la sociedad y la oposición están evaluando cuánto más puede resistir este gobierno sin que todo estalle, sino que también el propio mercado financiero –ese al que Milei idolatra– está demostrando que no confía en su plan. Porque no hay plan.

La suspensión de sus viajes internacionales es un gesto simbólico que lo dice todo: el Presidente, que se mostraba como un líder fuerte, ahora no puede abandonar el país porque la situación económica amenaza con descontrolarse en cualquier momento. Se acaban los márgenes de maniobra y, mientras el dólar se dispara, la inflación se acelera y el FMI presiona, el interrogante es inevitable: ¿cuánto más podrá resistir este gobierno antes de que el modelo se desplome por completo?

El “estallido” del que habla Pazos ya comenzó. Solo es cuestión de tiempo para ver hasta dónde llega.

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