Edgardo Kueider, exsenador argentino, y su pareja Iara Guinsel Costa intentaron comprar doce departamentos en Paraguay con montos millonarios en efectivo. La investigación reveló que las transacciones se realizaron poco después de su voto clave para la aprobación de la Ley Bases, dejando en evidencia una serie de maniobras sospechosas. La justicia paraguaya y argentina siguen sin aclarar el origen de los fondos ni las irregularidades detectadas en la operación.
La corrupción en la política argentina tiene mil formas, pero siempre un mismo fin: el enriquecimiento de los de arriba a costa de los de abajo. El caso de Edgardo Kueider, exsenador clave para la aprobación de la Ley Bases del gobierno de Javier Milei, es un nuevo capítulo en esta historia de impunidad y negocios turbios. Apenas unos días después de su voto decisivo en el Senado, Kueider y su pareja-secretaria, Iara Guinsel Costa, intentaron concretar la compra de doce departamentos en Paraguay con más de un millón de dólares en efectivo. La falta de documentación sobre el origen del dinero y la sospechosa estructura societaria utilizada los delataron. Hoy, el escándalo los persigue y deja en evidencia cómo el poder político y el dinero sucio van de la mano.
La investigación reveló que la pareja buscó realizar las compras a través de sociedades creadas a las apuradas, con prestanombres y movimientos de dinero que no encajan. Las inmobiliarias paraguayas reportaron las transacciones como «operaciones sospechosas» ante la Unidad de Análisis Financiero del país vecino, tras recibir pagos en efectivo y sin el respaldo documental requerido. Una situación grotesca: mientras el gobierno de Milei endurece los controles sobre los sectores más vulnerables y justifica sus ajustes con el discurso de la «austeridad», los operadores políticos que le allanaron el camino disfrutan de fortunas inexplicables.
El circuito de dinero involucrado es llamativo. En abril de 2024, Guinsel Costa realizó un primer pago de 122.000 dólares, pero el grueso del capital se movió después del 14 de junio, día en que Kueider permitió con su voto que la Ley Bases fuera aprobada. Sólo cuatro días más tarde, el 18 de junio, su pareja intentó comprar seis departamentos más en otra inmobiliaria por 699.000 dólares. Para completar las cifras, entre julio y septiembre se realizaron sucesivos pagos que sumaron 582.000 dólares. Cuando las inmobiliarias comenzaron a exigir documentación sobre la procedencia de los fondos, la operación se cayó y el dinero fue devuelto.
El escándalo creció cuando se descubrió que Guinsel Costa habría recibido la devolución de esos 582.000 dólares en Paraguay el 3 de septiembre, pero según los registros migratorios, ella no estaba en el país en esa fecha. La maniobra se suma a una serie de irregularidades que van desde la falta de justificación de los fondos hasta el uso de estructuras empresariales ficticias para lavar dinero. Una de ellas, Golsur S.A., figura tanto como fuente de los fondos como supuesto inversor en la construcción del edificio en el que Guinsel Costa buscaba adquirir propiedades, lo que cierra el círculo de la simulación financiera.
Mientras el proceso judicial avanza con una lentitud llamativa, el gobierno de Milei mira para otro lado. No es casualidad. La Ley Bases, por la que Kueider hipotecó su credibilidad, fue la llave maestra para consolidar la agenda de ajuste del presidente libertario, con medidas que benefician al capital financiero, debilitan los derechos laborales y facilitan la privatización de los recursos del Estado. ¿Qué mejor retribución que un generoso sobre en dólares y la promesa de un futuro económico asegurado?
Las acusaciones en Paraguay incluyen contrabando de divisas y posible lavado de dinero. Sin embargo, la investigación enfrenta un problema mayor: para que haya lavado, debe probarse un delito previo que explique el origen ilícito del dinero. Y ese delito, si se confirma, se habría cometido en Argentina, donde el caso también está bajo la lupa de la justicia. Pero el país de los sobreseimientos rápidos y los fallos acomodaticios difícilmente avance con la celeridad necesaria.
Lo que queda claro es que la ruta del dinero kueiderista está llena de inconsistencias. La pareja fue detenida con 211.000 dólares en efectivo cruzando de Brasil a Paraguay, sin una explicación válida sobre el origen de los fondos. Al mismo tiempo, en Argentina, la jueza Sandra Arroyo Salgado investiga la relación de Kueider con la empresa de seguridad Securitas, que autodenunció el pago de coimas para obtener contratos en Entre Ríos, provincia en la que el exsenador era funcionario. En paralelo, la justicia de Concordia lo investiga por enriquecimiento ilícito, tras detectar la compra de departamentos en un edificio de lujo en Paraná a través de la sociedad Betail, de la que es accionista.
El caso de Kueider es sólo una muestra del mecanismo de corrupción que el partido libertario utilizó para comprar voluntades en la cámara de diputados y senadores. Mientras Milei proclama su lucha contra la «casta», su partido, sus aliados y funcionales se benefician con acuerdos oscuros y fortunas inexplicables. La historia es conocida: el ajuste es para el pueblo, el festín es para los que autoperciben como «honestos».
Fuentes:
- https://www.pagina12.com.ar/800846-el-exsenador-kueider-y-su-pareja-intentaron-comprar-12-depar
- https://www.ambito.com/politica/la-novia-del-exsenador-edgardo-kueider-pago-us460000-seis-departamentos-paraguay-n6108753
- https://www.lapoliticaonline.com/paraguay/justicia-py/kueider-intento-millonarias-compras-de-inmuebles-en-paraguay-meses-antes-de-ser-detenido/
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