Santa Fe: En la cárcel de Las Flores hallaron 15 paquetes de marihuana enterrados y destapan una red de corrupción penitenciaria

Una requisa de rutina en la Unidad Penitenciaria N°2 de Santa Fe dejó al descubierto 4,2 kilos de marihuana enterrados en el patio. La Justicia federal allanó el penal y suspendió a la cúpula del Servicio Penitenciario. ¿Hasta dónde llega la red de narcocriminalidad en las cárceles?

El hallazgo de 15 paquetes de marihuana en la cárcel de Las Flores expone la grave crisis de seguridad y corrupción en el sistema penitenciario. Mientras la Justicia federal investiga, el gobierno de Milei enfrenta críticas por su falta de control en las prisiones.

El sistema penitenciario argentino vuelve a estar en el ojo de la tormenta. Esta vez, el escándalo estalló en la Unidad Penitenciaria N°2 de Las Flores, en Santa Fe, donde una requisa de rutina dejó al descubierto 15 paquetes de marihuana enterrados en el patio de un pabellón. El hallazgo, que suma un total de 4,2 kilos de droga, no solo revela la penetración del narcotráfico en las cárceles, sino también la complicidad de funcionarios y la falta de control en un sistema que parece colapsar bajo la mirada indiferente del gobierno de Javier Milei.

El operativo, llevado a cabo por el Servicio Penitenciario provincial, se realizó en el pabellón N°6 de la cárcel, ubicada en la zona noroeste de la capital santafesina. Durante la requisa, los agentes encontraron los paquetes de marihuana enterrados en un pozo, cada uno envuelto en papel marrón o bolsas de nailon negras. Además de la droga, se incautaron teléfonos celulares, tarjetas SIM, cuchillos y otros elementos punzantes, evidenciando un nivel de organización y complicidad que ha dejado en shock a las autoridades.



Tras el hallazgo, el fiscal federal Jorge Onel ordenó un allanamiento en el penal, que fue ejecutado por Gendarmería Nacional con la autorización del juez federal Carlos Villafuerte Ruzo. Los resultados preliminares del operativo son alarmantes: en el pabellón N°6, donde se encontró la marihuana, hay dos cámaras de seguridad, pero ninguna de ellas funciona. Además, se incautaron 64 gramos de marihuana en diferentes envoltorios, 12 teléfonos celulares, 18 elementos cortopunzantes, dos pendrives, cuatro chips de teléfono, siete pipas para fumar y 49 gramos de cocaína.

Pero el escándalo no termina ahí. El Ministerio de Seguridad de Santa Fe decidió pasar a disponibilidad a seis celadores y apartar de sus funciones a toda la cúpula del Servicio Penitenciario de la unidad. Esta medida, aunque necesaria, llega tarde y evidencia la falta de control y supervisión en un sistema que parece operar bajo sus propias reglas. ¿Cómo es posible que en una cárcel, supuestamente vigilada, se puedan enterrar kilos de droga sin que nadie se dé cuenta? La respuesta, aunque incómoda, es clara: corrupción y complicidad.

Este caso no es aislado. En los últimos años, las cárceles argentinas se han convertido en centros de operación del narcotráfico, donde los internos, lejos de rehabilitarse, profundizan su vinculación con el crimen organizado. La falta de políticas serias para combatir este flagelo, sumada a la precariedad de los sistemas de seguridad y vigilancia, ha permitido que las prisiones se transformen en nodos clave para la distribución de drogas y otros ilícitos.

El gobierno de Javier Milei, que llegó al poder con promesas de mano dura contra el crimen, parece haber dejado de lado la problemática carcelaria. Mientras el narcotráfico avanza y la corrupción se enquista en las instituciones, las medidas del Ejecutivo brillan por su ausencia. La falta de inversión en seguridad, la precarización laboral de los penitenciarios y la ausencia de un plan integral para reformar el sistema penitenciario son solo algunas de las deudas que Milei tiene con la sociedad.

Fuentes:


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