Argentina al borde del abismo sanitario: el delirio de Milei con la OMS

La obsesión libertaria de Javier Milei por desmantelar el Estado ha alcanzado un nuevo nivel de temeridad: ahora busca retirar a la Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La decisión, que pretende emular a Donald Trump, representa una amenaza inminente para la salud pública y condena al país a un aislamiento sanitario sin precedentes. El doctor Oscar Atienza, médico y máster en Salud Pública, advierte que esta medida no solo es impracticable, sino que sus consecuencias serán catastróficas para millones de argentinos.

La OMS no es solo un organismo burocrático internacional: es la red de cooperación médica más importante del planeta. A través de ella, Argentina accede a programas de salud materno-infantil, combate enfermedades transmisibles y no transmisibles, recibe asistencia en emergencias sanitarias y participa en compras colectivas de medicamentos y vacunas a precios accesibles. Salir de este organismo implicaría la pérdida de estos beneficios y la interrupción de acuerdos con instituciones clave como el Instituto Malbrán y el Incucai.

El espejismo de Trump y la realidad argentina

Milei, en su afán por alinearse con la extrema derecha internacional, copia la retórica de Donald Trump sin comprender la diferencia de peso entre ambas naciones. Mientras que Estados Unidos aporta el 22% del financiamiento de la OMS y puede usar su salida como herramienta de negociación, Argentina no tiene ninguna capacidad de presión. «Estados Unidos maneja los hilos del poder mundial. Milei no maneja ni su propia coalición», ironiza Atienza.

El gobierno argentino parece desconocer las consecuencias reales de esta decisión. Atienza detalla que la OMS articula con universidades nacionales y provinciales, facilitando el acceso a bibliotecas científicas y promoviendo investigaciones médicas. La desconexión con la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dejaría al país sin actualización en protocolos sanitarios y sin acceso a fondos internacionales destinados a la salud pública. «Salir de la OMS puede llevar unos años. Volver puede demorar décadas», advierte el especialista.

Dengue, vacunas y muertes evitables: el saldo trágico del ajuste en salud

La crisis sanitaria argentina ya es una realidad. En 2023, el país sufrió el mayor brote de dengue de su historia, con más de 830.000 casos registrados y una cifra real que podría superar los tres millones. A su vez, la mitad de los niños no tiene su esquema de vacunación completo, lo que ha provocado el regreso de enfermedades erradicadas como el sarampión y la rubéola. A esto se suma la escandalosa reducción de medicamentos gratuitos para jubilados, que derivó en un exceso de mortalidad del 11% en mayores de 65 años solo en la provincia de Córdoba. «Más de 10.000 personas murieron por falta de acceso a medicamentos esenciales», denuncia Atienza.

Mientras el gobierno niega los datos y desmantela programas de asistencia sanitaria, las provincias y municipios quedan a la deriva. El plan de descentralización del sistema de salud, que busca transferir hospitales nacionales a las provincias, solo profundizará las desigualdades. «Habrá 24 sistemas sanitarios diferentes, y en algunas provincias ni siquiera habrá sistema de salud», alerta el médico. Sin coordinación ni recursos, la fragmentación será total y los más perjudicados serán, como siempre, los sectores más vulnerables.

Un Estado en retirada y un país en riesgo

La salida de la OMS no es un hecho aislado. Forma parte de una estrategia mayor: la destrucción deliberada del Estado. Como advierte Atienza, Milei no solo quiere desmantelar el sistema de salud, sino también la educación pública y la investigación científica. Universidades nacionales como las de Córdoba o Río Cuarto ya enfrentan recortes que las ponen al borde del colapso. «Si las provincias no pueden sostenerlas, tendrán que cerrar», señala.

El desguace del Estado Nacional y el abandono de la salud pública no son errores de gestión, sino decisiones políticas premeditadas. La retirada de la OMS sería la confirmación de que Argentina avanza hacia un modelo de salud segmentado, privatizado y excluyente. Un país donde solo los que puedan pagar accedan a atención médica de calidad, mientras el resto queda librado a su suerte.

Milei dice admirar a los grandes líderes del mundo, pero su plan sanitario nos acerca más a la ruina que a la grandeza. Desconectar a Argentina de la red global de salud es un acto de suicidio sanitario. Y las víctimas de esta locura serán, como siempre, los argentinos más desprotegidos.


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