Con una caída del 57% en las ventas y la planta paralizada desde febrero, una de las principales fábricas de cerámicos de la Provincia de Buenos Aires avanza con despidos, retiros voluntarios e indemnizaciones en cuotas. Otro capítulo del desguace industrial bajo el modelo Milei.
El ajuste también llega en forma de ladrillos rotos. En la localidad de Cortínez, partido de Luján, la empresa Cerámica Cortines, uno de los principales fabricantes de cerámicos de la provincia de Buenos Aires, presentó un procedimiento preventivo de crisis ante el Ministerio de Trabajo bonaerense. El diagnóstico es brutal: ventas desplomadas, planta paralizada desde febrero, sobrestock acumulado y un plan para despedir al 40% del personal, todo envuelto en un contexto de desindustrialización creciente.
Según el documento presentado por la firma, las ventas cayeron un 57% en los últimos tres años, pasando de 11,2 millones de metros cuadrados en 2021 a solo 4,8 millones en 2024. Y lo que va del año es todavía más alarmante: apenas se despacharon 850.000 metros, lo que refleja una crisis sin precedentes.
La planta permanece cerrada desde febrero y la proyección es mantenerla inactiva durante mayo. “No se vende ni un cuarto del volumen necesario para cubrir los salarios básicos”, reconoce la empresa, que propone retiros voluntarios, despidos con pago en cuotas y una reducción masiva del personal.
Ajuste en cuotas
Cerámica Cortines pretende mantener sólo al 60% de sus trabajadores, dejando afuera al 40% restante mediante “retiros voluntarios o despidos con indemnizaciones fraccionadas según antigüedad y carga familiar”.
La nómina actual incluye 329 empleados, 252 bajo convenio con la Federación Obrera Ceramista de la República Argentina (FOCRA), y otros 81 fuera de convenio. La empresa también solicitó un “acuerdo de paz social” por 90 días para evitar conflictos gremiales, prometiendo abonar el 80% de los salarios durante ese tiempo.
Detrás del pedido, la firma enumera los problemas: aumento de costos (energía, gas), caída del consumo interno, nulo acceso al crédito, presión impositiva y una rigidez laboral que —según su óptica— impide adaptarse a los vaivenes del mercado. Todo un compendio del discurso oficial que, bajo la administración de Javier Milei, justifica la destrucción del aparato productivo en nombre de una supuesta eficiencia macroeconómica.
Una postal repetida: el país que se desarma
La crisis de Cerámica Cortines no es un hecho aislado. En Olavarría, la histórica Cerro Negro despidió a 96 trabajadores y se encuentra bajo conciliación obligatoria. En esa misma ciudad, FABI Bolsas Industriales, con 65 años de trayectoria, cerró de forma abrupta y dejó en la calle a 100 empleados.
El patrón se repite: caída brutal del consumo, paralización de plantas, despidos masivos y ausencia total del Estado nacional para defender la industria. El país productivo se achica mientras los libertarios repiten slogans de “libertad” y ajuste, aplicados sin anestesia sobre el eslabón más débil: los trabajadores.
En nombre del “déficit cero”, Milei le declara la guerra al trabajo, al salario, al crédito, a las pymes y a la producción nacional. Mientras tanto, los balances de las grandes empresas cotizantes crecen, y los discursos se llenan de tecnicismos que maquillan el sufrimiento social.
Un modelo que excluye
Lo que ocurre en Cerámica Cortines y en otras fábricas bonaerenses no es el resultado de una “tormenta perfecta” ni de una crisis externa: es la consecuencia lógica de un modelo de país que prioriza la especulación financiera y la desregulación total sobre cualquier forma de desarrollo con justicia social.
En el fondo, se trata de una batalla entre dos Argentinas: la que produce y da trabajo, y la que fugó millones de dólares al exterior durante años. Milei eligió con claridad. Y eligió en contra de los obreros de la cerámica, de los operarios del plástico, de los trabajadores del calzado, del textil, del campo y de la ciencia.
La pregunta no es cuánto tiempo más resistirá Cerámica Cortines. La pregunta es cuántas empresas más caerán antes de que se entienda que este ajuste no es una “cura” sino un programa de demolición planificada del trabajo argentino.
Fuente:
- https://www.eldia.com/nota/2025-4-20-7-2-52-despidos-y-retiros-voluntarios-en-una-fabrica-bonaerense-en-crisis-economia-dominical/amp
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