El capital financiero llora: Trump le metió la mano en los bolsillos a sus propios amigos

Los mercados globales colapsaron entre el jueves y viernes tras el anuncio de Donald Trump sobre nuevos aranceles comerciales, una medida que anticipa lo que sería un regreso a una economía de guerra comercial si el magnate republicano vuelve a la Casa Blanca. La caída fue tan abrupta que se evaporaron en apenas 48 horas más de 30.900 millones de dólares del patrimonio de Elon Musk, 23.490 millones de Jeff Bezos, y 27.340 millones de Mark Zuckerberg, según Bloomberg. Una sangría de más de 80.000 millones de dólares en total.

Los tres hombres más ricos del mundo vieron cómo el «mercado» que tanto aman se convertía en una trituradora de fortunas. No por un terremoto geopolítico, ni por una catástrofe natural, sino por una decisión política. La misma clase de decisiones que en países como Argentina suelen ser demonizadas por “ahuyentar inversiones”.

Lo que demuestran estos números es lo frágil de un sistema financiero sostenido por humo y promesas. Musk, Bezos y Zuckerberg no producen comida ni curan enfermedades. Sus imperios se basan en activos inflados, marketing agresivo, especulación bursátil y la explotación global del trabajo precarizado. En dos días, el sistema que los hizo multimillonarios les mostró su peor cara.

Mientras tanto, en países como Argentina se exige ajuste a los jubilados, hambre para los chicos y desfinanciamiento de la universidad pública en nombre de la “racionalidad económica”. Pero un “sacudón” en Wall Street puede borrar lo que costaría garantizar por décadas la educación superior gratuita de millones.

La lógica es perversa: cuando los Estados regulan a favor del pueblo, los mercados se escandalizan. Pero cuando los ricos pierden millones por decisiones políticas entre ellos, nadie habla de “populismo financiero”. En nombre del “libre mercado” se perdonan estos derrumbes como si fueran caprichos del clima.

El caso de Trump es aún más simbólico. Se trata de un ex presidente ultraconservador que planea volver al poder prometiendo más proteccionismo, más aranceles, menos regulación ambiental y más ataques al multilateralismo. Sus anuncios, lejos de generar “confianza”, dispararon una estampida de ventas. Si alguien con tanto poder puede hacer tambalear la economía mundial en 48 horas, ¿cómo se justifica la demonización de líderes populares en el Sur Global que intentan regular en favor de sus pueblos?

Esto no es solo una crisis de tres fortunas. Es un síntoma de un sistema que juega con cifras millonarias como si fueran fichas de casino. Un día estás en la cima del ranking Forbes, al otro perdés el equivalente al presupuesto entero del CONICET por diez años.

¿Y qué hacen los gobiernos neoliberales como el de Milei ante esta volatilidad? Se entregan mansamente al dios mercado, desmantelando toda red de contención social. Si tres CEOs norteamericanos pueden perder decenas de miles de millones por un capricho arancelario, ¿cuánto puede resistir un país atado a esa misma lógica de especulación sin control?

La Argentina de Milei sigue achicando el Estado, entregando recursos estratégicos y empobreciendo a su población, bajo la bandera de “atraer inversiones”. Pero los mercados no son estables, ni previsibles, ni mucho menos racionales. Lo que ocurrió esta semana demuestra que el capital financiero no es garantía de prosperidad, sino una ruleta donde hasta los más poderosos pueden perderlo todo.

Fuente

Agencia Alerta News 24 https://x.com/AlertaNews24/status/1908609893147509165?t=oak76j0l_eLUmq7P496dHg&s=19

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