La licitación de letras del Tesoro revela grietas en la estrategia económica de Javier Milei. Con un 20% de los inversores retirándose y tasas de interés en alza, el edificio financiero comienza a temblar. Rulo Dellatorre analiza cómo la desconfianza de los inversores y las contradicciones en la política cambiaria podrían desestabilizar el modelo económico del gobierno.¿Está el gobierno perdiendo el control de su propia narrativa económica?
El gobierno de Javier Milei enfrenta una de sus pruebas más críticas desde que asumió el poder. La reciente licitación de letras del Tesoro ha dejado al descubierto una serie de grietas en su estrategia económica, que hasta ahora se sostenía sobre la promesa de estabilidad cambiaria y control inflacionario. Según el análisis del periodista Rulo Dellatorre en el programa Siempre es Hoy de SOMOS RADIO – AM 530, el edificio financiero que el gobierno intenta construir comienza a temblar, y no son pocos los que ya están buscando la salida.
El desarme de posiciones: la señal de alarma
Dellatorre utiliza un término clave para entender lo que está sucediendo: el «desarme de posiciones». Esto se refiere a que los grandes inversores están comenzando a retirar sus apuestas en pesos y a trasladar sus activos hacia el dólar. ¿La razón? La desconfianza en la capacidad del gobierno para mantener la estabilidad cambiaria. Si bien el gobierno ha insistido en que la tasa de devaluación se mantendrá en un 1%, los inversores no parecen creer en esta narrativa. El resultado es que, en la última licitación, solo se renovó el 80% de los vencimientos, y de ese porcentaje, la mitad optó por plazos extremadamente cortos, de apenas 28 días. Esto no es más que una señal de que los inversores están preparados para salir corriendo ante el primer indicio de crisis.
La bicicleta financiera: ¿hasta cuándo puede pedalear el gobierno?
El gobierno ha estado utilizando lo que Dellatorre describe como una «bicicleta financiera»: cada vez que hay un vencimiento de deuda en pesos, se renueva con nuevos bonos a tasas cada vez más altas. Sin embargo, esta estrategia tiene un límite. En la última licitación, las tasas de interés subieron más del 10%, alcanzando un 2,5% mensual, lo que contradice la promesa gubernamental de que la inflación y las tasas bajarían. Este aumento en las tasas no solo refleja la desconfianza de los inversores, sino que también pone en evidencia una contradicción fundamental en la política económica del gobierno: mientras se reduce la tasa de devaluación, las tasas de interés en pesos siguen subiendo. ¿Cómo se explica esta divergencia? Para Dellatorre, la respuesta es clara: el mercado no cree en el plan del gobierno.
El FMI: el único sostén de un castillo de naipes
Uno de los puntos más críticos del análisis de Dellatorre es el papel del Fondo Monetario Internacional (FMI) en esta ecuación. El gobierno ha basado gran parte de su estrategia en la expectativa de un nuevo acuerdo con el FMI, que le permitiría acceder a fondos frescos para cubrir sus obligaciones. Sin embargo, según Dellatorre, las negociaciones están estancadas, y el FMI no está dispuesto a financiar un modelo que considera insostenible. Esto deja al gobierno en una posición extremadamente vulnerable, ya que sin el apoyo del FMI, no tiene margen para seguir financiando su déficit.
Las consecuencias políticas: un edificio que podría derrumbarse
El gobierno de Milei ha construido su narrativa política en torno a dos pilares fundamentales: la estabilidad cambiaria y la reducción de la inflación. Sin embargo, si estos pilares comienzan a tambalear, las consecuencias políticas podrían ser devastadoras. Dellatorre advierte que, si el gobierno no logra mantener la confianza de los inversores, podría enfrentar una crisis similar a la de 2001, cuando la convertibilidad terminó en un colapso económico y social.
Conclusión: ¿hacia dónde va el gobierno?
El análisis de Dellatorre deja en claro que el gobierno de Milei está jugando con fuego. La combinación de desconfianza de los inversores, tasas de interés en alza y un FMI reacio a financiar su modelo económico podría llevar a una crisis de proporciones impredecibles. El edificio financiero que el gobierno intenta construir está comenzando a temblar, y si no se toman medidas urgentes, podría derrumbarse por completo.
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