Una bomba de tiempo en tu bolsillo: el lado oscuro de Mercado Pago. Un estudio de la Universidad Nacional de Córdoba desenmascara los peligros ocultos detrás de la plataforma fintech que domina el mercado de pagos e inversiones en Argentina.
Bajo la apariencia de democratización financiera, Mercado Pago encubre un modelo de negocio basado en la desinformación de sus usuarios, la falta de garantías estatales y una preocupante concentración del sistema financiero. La investigación académica pone en jaque a una de las empresas más poderosas del ecosistema digital argentino.
El lado oscuro de la fintech favorita de los argentinos
Durante años, Mercado Pago se ha presentado como la herramienta definitiva para “incluir financieramente” a millones de argentinos. Rápida, accesible, moderna, sin burocracia. Una plataforma que promete liberar al ciudadano de a pie de los trámites engorrosos del sistema bancario tradicional. Pero esa promesa, seductora como todas las que emanan del mundo fintech, esconde un entramado peligroso de opacidad, concentración y desprotección legal que podría convertirse en una bomba de tiempo para el sistema financiero argentino.
Una investigación realizada por estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, dirigida por el licenciado Agustín Arreguy, desarma ese discurso optimista con datos duros y análisis implacable. El trabajo, titulado “Análisis de riesgos y beneficios del modelo de negocio fintech Mercado Pago”, no solo ilumina las fisuras del modelo, sino que pone sobre la mesa una verdad incómoda: la mayoría de los usuarios no tiene la menor idea del riesgo que están corriendo.
La trampa de la “inclusión financiera”
El crecimiento de Mercado Pago fue meteórico. De ser un apéndice del sitio de compras Mercado Libre, pasó a convertirse en el actor dominante del sistema de pagos digitales en Argentina. Hoy controla el 80% de ese mercado. Sus cifras marean. Pero lo más inquietante no son los números, sino la narrativa que los sostiene: la “democratización del acceso financiero”.
Es cierto que la plataforma redujo las barreras de entrada. El estudio señala que su facilidad de uso obtuvo una calificación promedio de 4,27 sobre 5. También es cierto que abrir una cuenta es un trámite de minutos, sin papeles ni requisitos engorrosos. Para muchos jóvenes, especialmente entre 18 y 34 años, esto representó una entrada al mundo financiero que antes les era ajeno.
Sin embargo, detrás de esa facilidad se esconde una relación asimétrica y peligrosa. El acceso rápido no implica comprensión real. La inclusión, cuando se basa en la ignorancia del usuario, se transforma en manipulación. Y eso es exactamente lo que ocurre.
Rendimientos con letra chica: un imán que puede estallar
Uno de los principales “ganchos” de Mercado Pago es Mercado Fondo, el instrumento que permite a los usuarios obtener rendimientos diarios sobre su dinero. Para muchos, es una cuenta mágica que genera ganancias sin esfuerzo. Pero el informe académico advierte que esa percepción es tan falsa como peligrosa.
Mercado Fondo invierte en instrumentos del sistema bancario tradicional: 70% en plazos fijos y 30% en cuentas remuneradas. A diferencia de un depósito bancario, estos fondos no están protegidos por el seguro de garantía estatal. En otras palabras: si el sistema tambalea, los usuarios pierden. Y lo más grave es que la mayoría ni siquiera lo sabe.
Solo el 15% de los encuestados era consciente de que sus fondos no contaban con ninguna garantía. Peor aún: el 22% creía que Mercado Pago se hacía responsable por su dinero. Es decir, más de uno de cada cinco usuarios vive en un espejismo financiero. Una ficción que, en un país con antecedentes de crisis cambiarias y bancarias, puede estallar en cualquier momento.
La ignorancia como política de negocios
El estudio es contundente: el 77% de los usuarios jamás leyó los términos y condiciones de uso. No es un dato menor, es la prueba empírica de una estrategia empresarial diseñada para el ocultamiento. Porque si bien la letra legal está disponible, la forma en la que se presenta está hecha para que no se lea, no se entienda y no se cuestione.
La sofisticación del producto financiero contrasta brutalmente con el nivel de comprensión de sus usuarios. Y eso no es un accidente. Es un modelo de negocios que se alimenta de la desinformación y se legitima con el discurso de la modernidad.
El fenómeno es aún más alarmante si se considera que buena parte de los usuarios de Mercado Pago proviene de sectores históricamente excluidos del sistema bancario. Personas con bajo nivel de educación financiera, que acceden a una herramienta compleja sin conocer los riesgos. Una trampa perfecta.
Riesgos sistémicos: la amenaza que nadie quiere ver
Mercado Pago no solo representa un problema individual para sus usuarios, sino también una amenaza colectiva para el sistema financiero. La concentración es extrema: controla el 86,8% de los fondos invertidos en Fondos Comunes de Inversión (FCIs). En términos simples, demasiados huevos en una misma canasta.
El informe menciona un riesgo que debería encender todas las alarmas: si se produce un retiro masivo de fondos, como ocurrió en Estados Unidos con el Reserve Primary Fund durante la crisis del 2008, la plataforma podría colapsar. Y arrastrar consigo a miles –quizás millones– de pequeños ahorristas.
En un contexto como el argentino, donde las devaluaciones abruptas son moneda corriente (11 desde 2002), el riesgo de un pánico financiero no es una hipótesis delirante. Es una posibilidad concreta. Y absolutamente desatendida.
Una regulación ausente, cómplice o superada
La tesis también traza una radiografía del marco regulatorio argentino. Y lo que encuentra es desolador: normas laxas, controles difusos y una total falta de sintonía con los estándares internacionales.
Mientras en Estados Unidos la SEC obliga a los fondos a mantener altos niveles de liquidez y en China el Banco Popular regula directamente a las fintech, en Argentina el Estado parece mirar para otro lado. O, peor aún, actúa como facilitador de un modelo basado en la desprotección del usuario.
El caso Alipay, citado en el informe, es el espejo que muestra lo que podría hacerse. Pero aquí, en la tierra de las crisis cíclicas y la volatilidad institucional, las fintech operan como si fueran intocables. Bajo el disfraz de la innovación, se perpetúa una lógica extractiva y regresiva.
No es tecnología, es poder
Mercado Pago no es solo una app. Es un actor político, económico y cultural. Un poder que crece en la sombra de la desinformación, la falta de regulación y el abandono estatal. Su éxito se basa en explotar las fallas del sistema tradicional, pero lo hace sin ofrecer garantías reales ni transparencia efectiva.
El estudio de la UNC no solo revela los riesgos de una herramienta financiera, sino que denuncia con claridad una lógica perversa que convierte a los usuarios en víctimas sin saberlo. Es hora de dejar de aplaudir ciegamente la “revolución digital” y empezar a preguntar: ¿quién se beneficia realmente de esta transformación?
La tecnología no es neutra. Puede ser liberadora o puede ser una forma más sofisticada de sometimiento. En el caso de Mercado Pago, todo indica que estamos más cerca de lo segundo.
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