El miedo del dólar a 2000: ¿Hasta cuándo aguantará el gobierno de Milei?

La insistencia de Javier Milei en no devaluar el peso y su batalla contra la realidad económica: un riesgo que podría llevar al dólar a niveles históricos.

En un intento desesperado por controlar la inflación, el gobierno de Milei insiste en mantener el dólar «planchado». Sin embargo, expertos y datos revelan que esta estrategia es insostenible y podría desencadenar una crisis aún mayor. ¿Hasta cuándo podrá el presidente ignorar las señales de alarma?

El gobierno de Javier Milei parece vivir en una burbuja de negación económica. Mientras el país se enfrenta a una inflación galopante y una crisis cambiaria que no da tregua, el presidente insiste en una estrategia que muchos expertos ya han calificado como suicida: mantener el dólar «planchado». La editorial de Roberto Navarro en El Destape, titulada El miedo del dólar a 2000, pone el dedo en la llaga al cuestionar la viabilidad de esta política y alertar sobre sus potenciales consecuencias catastróficas.

La mañana del último anuncio presidencial comenzó con Milei madrugando, vistiéndose apresuradamente y corriendo a un estudio de televisión para repetir una frase que ya se ha convertido en un mantra: «No voy a devaluar». Sin embargo, como bien señala Navarro, en Argentina cada vez que un gobierno ha pronunciado esas palabras, la devaluación ha sido inevitable. La historia económica del país está plagada de ejemplos que lo demuestran, y Milei parece ignorarlos por completo.

El ministro de Economía, Luis Caputo, ha intentado justificar esta política con argumentos que rayan en lo absurdo. En una entrevista con Luis Majul, Caputo afirmó que el dólar no está atrasado, sino que los precios están «adelantados». Según él, el problema no es el tipo de cambio, sino que los argentinos pagan más por la nafta, el café y otros bienes que en otros países. Esta teoría, aunque original, carece de sustento económico y ha sido ridiculizada por expertos como Axel Kicillof, quien no dudó en señalar lo obvio: el dólar está atrasado, y la economía argentina lo está pagando caro.

La situación se agrava cuando se analizan los datos concretos. En enero, el gasto en dólares con tarjeta de crédito alcanzó los 865 millones de dólares, el más alto en 16 años. Este dato no solo refleja la desconfianza en el peso, sino también la insostenibilidad del tipo de cambio actual. Además, el déficit comercial con Brasil llegó a 326 millones de dólares en el mismo mes, y se espera que para 2025 esta cifra se multiplique por diez. Las importaciones, por su parte, están en aumento, y muchas empresas están optando por cerrar sus operaciones locales para importar productos terminados, lo que agrava aún más la situación.



El gobierno de Milei parece empeñado en ignorar estas señales de alarma. En lugar de abordar el problema de fondo, el presidente prefiere desviar la atención con discursos polémicos y medidas populistas. Mientras tanto, el riesgo país ha subido de 550 a 660 puntos, y las acciones argentinas han caído un 16% desde principios de año. La inflación, aunque temporalmente contenida por el dólar planchado, amenaza con dispararse si la moneda se devalúa, lo que parece inevitable.

Navarro no duda en criticar la falta de planificación y la arrogancia del gobierno. «El que apuesta al dólar pierde», dice, recordando una frase que se popularizó durante la dictadura militar. Sin embargo, en este caso, no son los ahorristas los que están apostando al dólar, sino el propio gobierno, que parece estar jugando a la ruleta rusa con la economía del país.

La pregunta que todos se hacen es: ¿hasta cuándo podrá Milei mantener esta política? Los expertos coinciden en que, tarde o temprano, el dólar se disparará, y cuando lo haga, el impacto será devastador. La inflación, ya en niveles alarmantes, podría alcanzar cifras récord, y el descontento social, que ya se hace sentir, podría explotar en protestas masivas.

En definitiva, la editorial de Navarro no solo expone los riesgos de la política económica de Milei, sino que también cuestiona la capacidad del gobierno para manejar una crisis que ellos mismos están exacerbando. El miedo del dólar a 2000 no es solo un título provocativo, sino una advertencia que el gobierno haría bien en tomar en serio antes de que sea demasiado tarde.



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