La medida, que entra en vigor el 10 de abril, desploma los mercados en Europa, Wall Street y Asia. El conflicto con Washington amenaza con profundizar la crisis económica global y afectar la recuperación postpandemia.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos alcanza un nuevo punto de ebullición con la aplicación de aranceles del 34% sobre las importaciones estadounidenses anunciada por el gobierno de Xi Jinping. Esta represalia, que entrará en vigor el próximo 10 de abril, responde directamente a los gravámenes impuestos por la administración de Donald Trump sobre productos chinos. La decisión de Beijing sacude los mercados financieros globales y reaviva la incertidumbre económica en un momento en que la recuperación postpandemia sigue siendo frágil.
Las reacciones no se hicieron esperar: los futuros de Wall Street registran caídas generalizadas, el petróleo se desploma más de un 5% y las bolsas europeas también se ven arrastradas a una espiral de pérdidas. Londres, Fráncfort, París, Milán y Madrid acumulan descensos que oscilan entre el 3,48% y el 7,18%. La volatilidad también golpea a los mercados asiáticos, donde las bolsas del Sudeste Asiático cerraron en rojo tras el anuncio de Beijing.
Pero el impacto de esta medida va más allá de los mercados financieros. La decisión de China de imponer controles a la exportación de tierras raras, insumos clave para la tecnología y la industria militar, podría representar un serio problema para Estados Unidos. Elementos como el gadolinio, esencial para resonancias magnéticas, y el itrio, utilizado en productos de electrónica de consumo, podrían volverse significativamente más costosos y escasos en el mercado occidental. La dependencia de la industria estadounidense de estos materiales expone una vulnerabilidad estratégica que Beijing está dispuesta a explotar en esta escalada de tensiones comerciales.
El conflicto comercial entre ambas potencias no solo afecta a los mercados, sino también a la industria automotriz. La Asociación China de Fabricantes de Automóviles (ACM) advierte que los aranceles estadounidenses encarecerán los costos de producción y aumentarán los precios de los automóviles en varios países, incluidos los propios Estados Unidos. Aproximadamente el 60% de las autopartes utilizadas en talleres mecánicos estadounidenses provienen de China, México y Canadá, lo que significa que el consumidor final deberá asumir el costo de la disputa arancelaria.
Mientras tanto, la Organización Mundial del Comercio (OMC) ya advirtió que las políticas proteccionistas de Trump podrían provocar una contracción en el comercio global de mercancías. Según analistas, la tensión comercial entre Estados Unidos y China no solo amenaza con desacelerar la economía global, sino que también podría agravar la crisis inflacionaria en varios países que dependen de la importación de bienes afectados por los nuevos gravámenes.
Desde Beijing, el mensaje es claro: China no cederá ante la presión de Washington y está dispuesta a tomar medidas drásticas para proteger su economía. Para Trump, esta nueva escalada en la guerra comercial representa un desafío político y económico de cara a su gestión. La estrategia de proteccionismo agresivo del mandatario estadounidense, lejos de fortalecer la industria local, podría estar condenándola a una crisis de costos y abastecimiento.
El impacto de esta disputa arancelaria podría sentirse en la economía argentina, especialmente en sectores que dependen del comercio exterior y de la estabilidad del mercado global. La caída del petróleo y el desplome de las bolsas podrían afectar la ya golpeada economía nacional, que sufre las consecuencias de las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei.
En definitiva, la guerra comercial entre Estados Unidos y China se intensifica con consecuencias imprevisibles para el comercio mundial. Mientras Trump refuerza su postura proteccionista, Beijing responde con contundencia. En el medio, los mercados globales tambalean y los países emergentes, como Argentina, podrían verse atrapados en un torbellino económico del que será difícil salir.
Fuente:
Deja una respuesta