La fiesta financiera nunca se detiene: Caputo lanza licitación de deuda en pesos

El Gobierno de Javier Milei lanza una nueva licitación de deuda en pesos por más de $7,3 billones, con predominio de instrumentos a tasa fija. Mientras flexibiliza el cepo y festeja el regreso del carry trade, crece el riesgo de una bicicleta financiera que ya conocemos.


El Gobierno de Javier Milei, en su nuevo experimento de liberalismo ortodoxo, anunció otra licitación de deuda en pesos. No es un hecho aislado: se trata del último test del mes para el equipo que lidera Luis Caputo, en medio de la implementación de un nuevo régimen cambiario, una economía tensionada y un mercado que hace rato juega con reglas propias.

Esta vez, la Secretaría de Finanzas ofrecerá ocho instrumentos, entre ellos bonos dólar linked, Lecaps de corto plazo, Boncer atados a inflación y los Boncap, a tasa fija. La deuda a cubrir ronda los $7,3 billones. Como si fuera poco, la movida llega días después de que se oficializaran nuevas flexibilizaciones del cepo, en acuerdo con el FMI. ¿Coincidencia? Improbable.

La estrategia es clara: tentar al mercado con tasas por encima del promedio del secundario. Traducido: pagar más para lograr rollover. En otras palabras, patear la deuda a futuro. Nada que no hayamos visto antes. Lo que Milei prometió no hacer —endeudarse en pesos para financiar el déficit fiscal mientras los dólares se fugan— es exactamente lo que está haciendo. Solo que ahora, con el respaldo discursivo del «superávit gemelo» y el visto bueno de Kristalina Georgieva.

¿Y el dólar? El Gobierno confía en que su reciente retroceso le permita «premiar» al inversor en pesos. El regreso del carry trade —esa bicicleta financiera que hizo estragos durante el macrismo— es la piedra angular del nuevo relato. Los inversores entran con dólares, se colocan en bonos a tasa fija en pesos y luego vuelven a salir, con la diferencia cambiaria y la renta a cuestas. Resultado: una ganancia especulativa que no se traduce en producción, empleo ni inversión real.

¿Cuál es el problema? Que esta lógica no solo concentra riqueza en pocas manos, sino que agrava la fragilidad estructural de la economía argentina. Los vencimientos crecen, las tasas suben y el margen de maniobra se achica. Hoy es deuda en pesos, mañana será en dólares. El horizonte está cantado: más deuda, más ajuste, más pobreza.

Pablo Quirno, secretario de Finanzas, anunció con entusiasmo la reapertura de cinco títulos a tasa fija y apenas un bono dólar linked. Parece poco, pero es mucho: indica que el Gobierno confía en el «ancla cambiaria», al menos en el corto plazo. Pero el mercado no se rige por la fe sino por la rentabilidad. Si el dólar vuelve a moverse, todo el castillo de naipes se desploma.

Mientras tanto, las reservas del Banco Central se acercan a los u$s39.000 millones, gracias a la liquidación del agro y la falta de intervención oficial. Pero ese número, lejos de ser sólido, está inflado por la deuda con importadores y las maniobras contables. Otra ilusión que tarde o temprano se enfrenta con la realidad.

La nueva licitación es otro parche que sostiene un esquema explosivo. El Gobierno no gobierna para los argentinos de a pie, sino para los fondos de inversión. La Argentina que camina por las calles no se financia con bonos, sino con changas, jubilaciones recortadas y salarios pulverizados.

Luis Caputo, el mismo que endeudó al país con el FMI durante el macrismo, repite su receta. Y Milei, el libertario de las promesas anticasta, la ejecuta con obediencia ciega. La casta, una vez más, son ellos.

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