El mundo en vilo: la guerra comercial de Trump sacude los mercados globales. Con aranceles exorbitantes, el presidente estadounidense desata el caos financiero y amenaza con una nueva recesión mundial
La drástica decisión de Donald Trump de imponer aranceles a productos importados golpea con dureza a las bolsas asiáticas, europeas y estadounidenses. El desplome de los mercados refleja el pánico de los inversores y la incertidumbre sobre el futuro de la economía global. China, Japón y la Unión Europea prometen represalias.
Donald Trump ha encendido la mecha de una nueva crisis financiera. Su decisión de imponer aranceles descomunales a las importaciones de múltiples países ha provocado un derrumbe masivo en los mercados globales. En un contexto de fragilidad económica, la medida ha sido recibida con indignación por parte de líderes mundiales y con pánico por los inversores, que han visto cómo las principales bolsas del mundo se desploman.
El impacto inmediato fue brutal. En Asia, la Bolsa de Tokio cayó cerca del 4% en la apertura, arrastrando al índice Nikkei a una pérdida del 3.76%. Hong Kong no corrió mejor suerte: el Hang Seng retrocedió un 1.7%, mientras que las acciones de gigantes como Alibaba, BYD y Lenovo sufrieron pérdidas significativas. China, el principal blanco de la ofensiva arancelaria de Trump, vio cómo su índice bursátil abría con pérdidas del 0.34%. En Seúl, la historia se repitió: el Kospi se desplomó más del 1% a media sesión.
El golpe a la economía asiática es una consecuencia directa de la política comercial agresiva de la Casa Blanca. Trump impuso aranceles del 34% a China, una cifra exorbitante que se suma a los impuestos previos del 20%, lo que significa que las importaciones chinas soportarán un 54% en gravámenes. Japón no quedó exento: sus productos enfrentarán un 24% de aranceles, una medida que amenaza con paralizar industrias clave.
La sacudida en los mercados no se limitó a Asia. En Europa, las bolsas reaccionaron con caídas generalizadas. Fráncfort se hundió un 2.4%, París un 2.1% y Londres un 0.8%. En Estados Unidos, los futuros de Wall Street reflejaban la preocupación de los inversores: el Dow Jones cayó un 0.5%, el S&P 500 perdió un 1.6% y el Nasdaq, el más golpeado, se desplomó un 4%.
El sector tecnológico, que en los últimos años había sido el gran impulsor del crecimiento bursátil, se llevó la peor parte. Apple lideró las pérdidas con una caída del 6.2%, seguida por Tesla (-4.9%), Amazon (-4.9%) y Meta (-3.6%). Alphabet, Microsoft y NVIDIA también registraron descensos significativos. El pánico llevó a los inversores a refugiarse en activos tradicionales como el oro, que superó los 3.200 dólares por onza, alcanzando un nuevo récord histórico.
Desde la Casa Blanca, Trump exhibió con orgullo un gráfico donde detallaba los aranceles diferenciados por país: 34% para China, 20% para la Unión Europea, 25% para Corea del Sur, 24% para Japón, 32% para Taiwán y 10% para Argentina, entre otros. La decisión es vista como una de las maniobras comerciales más agresivas de las últimas décadas y ha despertado temores de represalias inmediatas.
El gobierno chino ya adelantó que tomará medidas recíprocas, lo que podría derivar en una escalada aún mayor de la guerra comercial. La Unión Europea y Japón, por su parte, estudian sanciones económicas contra Estados Unidos, lo que amenaza con desatar una crisis de proporciones impredecibles. La última vez que el mundo vivió una situación similar fue en la Gran Depresión de 1929, cuando el proteccionismo exacerbado llevó a una contracción global sin precedentes.
Los economistas advierten que estas medidas no solo afectarán a los mercados financieros, sino que también impactarán de lleno en la economía real. El encarecimiento de las importaciones derivará en un alza de precios para los consumidores, mientras que las empresas que dependen del comercio internacional verán reducidos sus márgenes de ganancia.
En un escenario global ya de por sí complejo, con un crecimiento desacelerado y crisis en distintos sectores, la política de Trump podría convertirse en el detonante de una recesión de escala mundial. La historia ha demostrado que el proteccionismo extremo no solo no protege la economía de un país, sino que la condena al aislamiento y al estancamiento.
El derrumbe de las bolsas es un síntoma claro de que los mercados no confían en la estrategia de Trump. Los inversores han encendido todas las alarmas y las principales economías del mundo se preparan para responder con dureza. La guerra comercial ha comenzado y sus consecuencias podrían ser devastadoras.
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