Vuelve el fantasma del corralito: Milei limita el acceso a los dólares de los ahorristas

El gobierno libertario endurece el cepo y restringe la extracción de dólares a solo 100 por mes, incluso si fueron comprados legalmente. Una medida que revive los peores recuerdos del 2001. Con una economía al borde del colapso, el gobierno de Javier Milei da otro paso en su cruzada contra los derechos económicos de los argentinos: solo se podrá retirar 100 dólares por mes, incluso si se compraron vía Home Banking o en ventanilla. La desconfianza crece, y muchos ya hablan sin rodeos del retorno de un nuevo corralito financiero.


(Por Walter Onorato) Mientras Javier Milei sigue prometiendo libertad y respeto irrestricto a la propiedad privada, su gobierno aplica en la práctica una de las medidas más intrusivas y restrictivas del último tiempo: a partir de ahora, quienes hayan comprado dólares por canales oficiales —ya sea Home Banking o presencialmente— no podrán retirarlos libremente. Solo podrán acceder a 100 dólares en efectivo por mes. El resto quedará “retenido” en las cuentas bancarias, a disposición de un sistema financiero que, lejos de liberar, vuelve a cercar al ciudadano común.

La disposición, que no fue anunciada con bombos y platillos por ningún vocero oficial, sino que se fue filtrando por los testimonios de usuarios en redes sociales y confirmaciones oficiosas de bancos privados, ha encendido todas las alarmas. No es solo una cuestión técnica ni una regulación menor: es una clara señal de restricción a la disponibilidad del dinero propio, el mismo tipo de práctica que en 2001 terminó de dinamitar la confianza en el sistema financiero argentino y derivó en una crisis institucional de proporciones históricas.

En las redes, el tema explotó con el hashtag #Corralito, que se volvió tendencia casi instantáneamente. Usuarios de X (ex Twitter), TikTok e Instagram compartieron capturas de pantalla de bancos digitales que informaban la restricción de extracción. La indignación no tardó en llegar. “Comprás legalmente los dólares, pagás el impuesto PAIS, aguantás el tipo de cambio que te imponen, y encima no los podés sacar. Es directamente confiscatorio”, escribió una usuaria. Otros fueron más lejos: “El régimen plutocrático de Milei no tiene nada de libertario. Es más bien un gobierno de CEO’s desesperados por sostener reservas a costa del bolsillo de la gente”.

La crítica más feroz proviene incluso de sectores que alguna vez apoyaron al presidente. Economistas liberales como Christian Buteler o Manuel Adorni —hoy devenido vocero presidencial— defendían durante el gobierno de Alberto Fernández que el dólar debía liberarse y que cualquier restricción a la tenencia o extracción de divisas era un atentado a la libertad. Sin embargo, hoy guardan un silencio atronador o se limitan a justificar lo injustificable: que se trata de una medida “transitoria” o que “es necesaria para evitar una corrida”.

Pero la realidad es otra. Lo que Milei y Caputo no quieren admitir es que el sistema financiero está tan frágil como en 2001. La falta de reservas netas, la caída estrepitosa de depósitos en dólares y la fuga de capitales están forzando al gobierno a recurrir a medidas desesperadas, similares a las tomadas por Domingo Cavallo en los estertores del gobierno de De la Rúa. Y lo hacen mientras declaman un modelo libertario que, en los hechos, reprime a los ahorristas y protege a los grandes jugadores del mercado.

Según fuentes del sector financiero citadas por Ámbito Financiero y El Cronista, la medida forma parte de un acuerdo tácito entre el Banco Central y los principales bancos privados para evitar que el goteo de billetes físicos vacíe las reservas de dólares líquidos. El problema, claro, es que la falta de acceso a la moneda dura incentiva más aún la dolarización informal, alimenta el dólar blue, y aumenta la sensación de que los dólares en el banco no son de uno. Es el principio del fin de cualquier sistema financiero.

​Para ser claros, en nuestro pais, actualmente no existe un límite máximo legal para retirar dólares por ventanilla en los bancos. Siempre que tengas los fondos disponibles en tu cuenta en dólares, podés extraer la cantidad que desees. Sin embargo, en la práctica, y aquí viene el «panik atak , muchos bancos solicitan que se notifique con anticipación para retiros de montos significativos, con el pretexto de cuestiones de logística y disponibilidad de efectivo. Digamos también que es importante tener en cuenta que estos límites pueden variar según el banco y el tipo de cuenta. Por lo tanto, es recomendable consultar directamente con tu entidad bancaria para conocer los detalles específicos y cualquier requisito adicional que puedan tener para retiros en dólares.

En cuanto a las extracciones en cajeros automáticos, el límite de retiro en dólares depende del tope en pesos que tengas en tu cuenta. Por ejemplo, si tu límite diario de extracción es de $500.000 y el dólar oficial está a $1.000, podrías retirar hasta US$500, siempre y cuando no hayas retirado previamente pesos ese día, ya que ambos montos se descuentan del mismo límite. ​

Mientras tanto, los grandes medios evitan titular la palabra “corralito”. Pero en la calle y en las redes, ya nadie tiene dudas: estamos ante una versión encubierta y modernizada de aquella infame medida que quebró la confianza ciudadana en el Estado y en las instituciones. Solo que esta vez, no viene de la mano de un gobierno radical o “estatista”, sino de un supuesto libertario (liberal) que llegó al poder prometiendo exactamente lo contrario.

Los ahorristas argentinos —otra vez— son tratados como enemigos internos. Se los fuerza a dejar sus dólares inmovilizados, como si fueran sospechosos de desestabilizar la economía, mientras el gobierno sigue pagando deuda al FMI, liberando exportaciones para los agroexportadores y beneficiando al sistema financiero internacional. Todo en nombre de un ajuste que, lejos de ser heroico, es profundamente hipócrita.

En definitiva, Milei parece haber olvidado su propia máxima sobre la libertad. Porque no hay libertad posible si el Estado te impide disponer de tus propios ahorros (en dólares). Y mucho menos si lo hace bajo un discurso de superioridad moral, mientras transfiere riqueza de los que menos tienen a los que más acumulan.

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