La secretaria general de la Presidencia realizó un acto en un club de barrio, pero fue recibida con una protesta espontánea de vecinos que rechazan al gobierno de Javier Milei.
Por Redacción En Orsai
El sábado por la tarde, el Club Pinocho de Villa Urquiza se convirtió en el epicentro de una muestra de hartazgo ciudadano. Mientras Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y principal operadora política de La Libertad Avanza, llegaba escoltada por un fuerte operativo de seguridad, las calles aledañas resonaban con el golpe de cacerolas y los gritos de los manifestantes que la repudiaban. «Fuera Karina» y «Fuera Estafadores» fueron algunos de los cantos que se impusieron sobre los discursos libertarios que se desarrollaban puertas adentro.
La organización del evento, promovido por la juventud de La Libertad Avanza, no contaba con este cálculo: los vecinos del barrio porteño, hartos del ajuste económico, el saqueo del Estado y el empobrecimiento generalizado, decidieron salir a protestar. La espontaneidad de la manifestación marca un cambio en la atmósfera política del país, donde las primeras señales de fractura social comienzan a hacerse evidentes.
Un gobierno blindado y un pueblo empobrecido
El malestar popular no es gratuito. Mientras el gobierno de Javier Milei avanza con una agenda de ajuste brutal, el deterioro de las condiciones de vida se hace insostenible. La eliminación de subsidios, la inflación descontrolada y la precarización laboral han generado un clima de creciente tensión social. La bronca acumulada encontró en la presencia de Karina Milei una vía de escape. La hermana del presidente, figura clave dentro de la estructura libertaria, simboliza el nepotismo y la falta de transparencia de un gobierno que prometió ‘terminar con la casta’, pero que ha profundizado la impunidad y el amiguismo.
«Mientras cagan a palos a los jubilados, cagan de hambre al pueblo y a los laburantes los echan de sus puestos de trabajo, vemos cómo estafan guita y cobran coimas», denunció un manifestante en diálogo con C5N. Sus palabras reflejan el desencanto de un sector de la sociedad que alguna vez creyó en las promesas de cambio de Milei y que hoy ve cómo la realidad se vuelve insostenible.
El escándalo cripto y la sombra de la corrupción
La protesta contra Karina Milei también tuvo un trasfondo político ineludible: el escándalo de las criptomonedas que salpica directamente a la familia presidencial. Las recientes revelaciones sobre presuntas operaciones fraudulentas con criptoactivos, en las que están implicados funcionarios cercanos a La Libertad Avanza, han encendido las alarmas sobre el verdadero interés del gobierno en las finanzas públicas. La imagen de Milei viajando a Estados Unidos para buscar apoyo de Elon Musk y Donald Trump mientras el país se hunde en la crisis no ha hecho más que agravar la indignación popular.
«Acá nos cagamos de hambre y no nos alcanza para llegar a fin de mes. Vemos cómo, impunemente, este Gobierno con todos sus cómplices del Poder Judicial, de los medios de comunicación y del poder económico se cagan de risa de nosotros y no lo vamos a permitir», expresó otro vecino.
El Club Pinocho, histórica institución barrial, se vio envuelto en un operativo policial que buscó contener el avance de los manifestantes. «La Policía está acá solo porque está la ladrona de Karina Milei», se quejó una jubilada que participaba del cacerolazo.
Se rompe el blindaje mediático
La protesta en Villa Urquiza es también un reflejo del desgaste del blindaje mediático que protege al gobierno. Durante meses, la prensa afín se ha esforzado en instalar la idea de que Milei mantiene un alto apoyo popular y que las críticas provienen exclusivamente de la «casta» o de sectores políticos opositores. Sin embargo, los cacerolazos, símbolo de protesta de la clase media en Argentina, demuestran que el descontento está calando hondo en la sociedad.
La estrategia libertaria de sostenerse en el marketing político y en la confrontación permanente con el pasado parece empezar a resquebrajarse frente a la realidad económica. La recesión, la desindustrialización y la creciente desigualdad han generado un caldo de cultivo para el descontento popular que, hasta ahora, se mantenía contenido por el temor y la desinformación.
https://publish.twitter.com/?url=https://twitter.com/infonews/status/1893778033649016856#Un mensaje de resistencia
El cacerolazo en Villa Urquiza no fue un hecho aislado, sino una señal de que la paciencia social está llegando a su límite. El gobierno de Milei, que se jacta de no temer a las protestas, podría estar subestimando el poder de la movilización popular. Con una economía al borde del colapso y un modelo de ajuste despiadado, la bronca que se expresó en las calles porteñas podría replicarse en otros barrios y provincias del país.
La presencia de Karina Milei, lejos de consolidar el poder de La Libertad Avanza, funcionó como catalizador del rechazo ciudadano. El mensaje fue claro: la gente no está dispuesta a seguir soportando la mentira de un gobierno que prometió libertad pero sólo ha traído miseria y represión. El sonido de las cacerolas, que alguna vez fue emblema de otras crisis políticas en Argentina, vuelve a resonar con fuerza. La pregunta ahora es si el gobierno de Javier Milei escuchará o si seguirá encerrado en su burbuja de poder hasta que el estruendo sea imposible de ignorar.
Fuentes:
- https://www.minutouno.com/politica/cacerolazo-la-puerta-del-acto-karina-milei-villa-urquiza-n6116647
- https://www.diarioregistrado.com/politica/karina-milei-hizo-un-acto-en-el–club-pinocho–y-se-armo-un-cacerolazo-espontaneo-para-repudiarla_a67bb95d6f98b62987a35a637
- https://www.saavedraonline.com.ar/la-asamblea-parque-saavedra-convoco-a-una-protesta-en-larralde-y-galvan-por-la-presencia-de-karina-milei-en-el-club-pinocho/
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