El Senado de la Nación propinó un duro revés al gobierno de Javier Milei al rechazar los pliegos de los candidatos propuestos por el Presidente para integrar la Corte Suprema de Justicia: Ariel Lijo y Manuel García Mansilla. La votación, que se dio en un contexto de creciente tensión institucional, abre un nuevo conflicto entre el Ejecutivo y el Congreso, con repercusiones políticas de gran alcance.
Un golpe político en plena gira presidencial
Mientras Javier Milei paseaba por Estados Unidos y se fotografiaba con el expresidente Donald Trump, en Argentina su proyecto de reconfiguración de la Corte Suprema sufría un revés categórico. En el Senado, la postulación de Ariel Lijo recibió apenas 27 votos a favor, frente a 43 en contra y una abstención (del libertario Juan Carlos Pagotto). En el caso de Manuel García Mansilla, el resultado fue aún más contundente: 20 votos a favor y 51 en contra. Ambos necesitaban el respaldo de dos tercios de los senadores para ser aprobados, lo que nunca estuvo cerca de concretarse.
El fracaso de estas designaciones no solo refleja la debilidad de Milei en el Senado, sino que también pone en evidencia las tensiones dentro del oficialismo, que no logró alinear a todas sus fuerzas detrás de los candidatos propuestos.
La polémica con García Mansilla: atado a su silla por decreto
Uno de los aspectos más conflictivos de esta situación es la posición de Manuel García Mansilla, quien había sido designado como juez de la Corte Suprema por un decreto presidencial de Javier Milei. Esta maniobra, que intentó eludir el necesario consenso legislativo, fue ampliamente cuestionada por juristas y referentes políticos de la oposición, que la calificaron de «inconstitucional». Con el rechazo del Senado, el futuro de García Mansilla en la Corte queda en el aire, y se anticipa un conflicto institucional de proporciones inéditas.
La decisión del Senado también fortalece la posición de los sectores que cuestionan el estilo de gobierno de Milei, caracterizado por su desprecio por el Congreso y su insistencia en gobernar mediante decretos. Ahora, con un revés de esta magnitud, el Ejecutivo deberá evaluar si insiste con estos nombramientos o si replantea su estrategia en la batalla por la Corte Suprema.
Un escenario político cada vez más adverso para Milei
Este traspié no es menor para un Gobierno que ya enfrenta serias dificultades para avanzar con su agenda legislativa. A pesar de contar con aliados en sectores de la oposición, el rechazo de los pliegos de Lijo y García Mansilla demuestra que Milei sigue sin construir mayorías parlamentarias que le permitan imponer su voluntad.
El Presidente, que prefiere los actos unilaterales a la negociación política, se encuentra ahora con un obstáculo serio en su intento de reconfigurar la Justicia a su medida. Mientras el Ejecutivo evalúa sus próximos pasos, queda claro que la resistencia a su proyecto sigue ganando terreno en el Congreso.
El rechazo del Senado a los pliegos de Lijo y García Mansilla no solo es una derrota para el Gobierno, sino que también pone en jaque su estrategia de consolidación del poder en la Corte Suprema. En un contexto de creciente tensión política e institucional, la debilidad parlamentaria de Milei queda expuesta, y su capacidad de imponer su agenda se ve cada vez más limitada.
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