Dedo, decreto y Corte: Milei impone su propia Justicia

El presidente decidió designar a dos jueces para la Corte Suprema sin la aprobación del Senado, en una maniobra que ya genera fuertes críticas y recuerda los peores antecedentes del macrismo.

En un nuevo capítulo de su gobierno por decreto, Javier Milei oficializó la designación de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla como jueces de la Corte Suprema de Justicia. La medida, que se anunció a través de la Oficina del Presidente en redes sociales, se realizó «en comisión», es decir, sin el acuerdo del Senado, aunque el Gobierno asegura que la discusión legislativa vendrá después.

El anuncio generó inmediato rechazo de sectores jurídicos y políticos, que señalan que la movida no solo es inconstitucional, sino que también replica la cuestionada estrategia de Mauricio Macri cuando designó a Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti en 2016 sin el aval legislativo previo.

La Corte Suprema venía funcionando con tres jueces, y con estas incorporaciones el tribunal quedaría completo con cinco integrantes. Sin embargo, la forma en la que Milei intenta forzar el nombramiento genera dudas sobre la legalidad del proceso.

El argumento del Gobierno

En el comunicado oficial, el Ejecutivo sostiene que, al no haber logrado consenso en el Senado, avanza con los nombramientos a través de un decreto que se publicará en las próximas horas. Para justificar la medida, el documento enumera una serie de pasos administrativos supuestamente cumplidos, como la difusión de los nombres propuestos y la apertura de expedientes para la preselección.

Sin embargo, la jugada tiene un claro sesgo autoritario: imponer jueces en la Corte sin pasar por el Congreso es una decisión que socava el equilibrio de poderes y erosiona las bases democráticas del país. Aunque el Gobierno insiste en que el Senado «seguirá con el trámite legislativo», la historia reciente demuestra que estos nombramientos por decreto terminan consolidándose sin una revisión real.

El antecedente Macri y la politización del Poder Judicial

El modus operandi de Milei recuerda al de Mauricio Macri cuando, en diciembre de 2015, designó por decreto a Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti para la Corte. En ese momento, la decisión generó un repudio generalizado, aunque meses después el Senado terminó convalidando los pliegos.

La diferencia es que, en aquel entonces, el macrismo argumentaba que la Corte estaba funcionando con solo tres jueces debido a la negativa del kirchnerismo de tratar nominaciones durante la transición presidencial. Hoy, en cambio, Milei recurre a una estrategia similar sin que haya un contexto de bloqueo institucional claro, sino simplemente por la falta de consenso en la cámara alta.

El objetivo parece ser el mismo que en la época de Macri: garantizar una Corte Suprema alineada con los intereses del oficialismo y de los sectores de poder que lo respaldan. La designación de Lijo y García Mansilla responde a esa lógica, con perfiles funcionales a la agenda judicial del gobierno libertario.

El rol del Senado y el futuro de la Corte

Milei apuesta a que el Senado termine aprobando los pliegos de sus candidatos, pero el escenario político no le garantiza un trámite sencillo. La falta de mayoría propia y las resistencias dentro de la oposición podrían frenar la maniobra, aunque la presión sobre los legisladores será enorme.

Mientras tanto, el impacto institucional de este avance es innegable. Nombrar jueces por decreto para el máximo tribunal de justicia no solo es un atropello a las normas democráticas, sino también una muestra del desprecio de Milei por los mecanismos de la república.

La decisión ya encendió alarmas en el mundo judicial, donde se espera una reacción de los sectores que defienden la independencia de la Corte. Si la historia reciente sirve de guía, lo que hoy se presenta como una «designación en comisión» podría terminar convirtiéndose en un hecho consumado, consolidando un tribunal funcional al oficialismo.

Milei sigue gobernando a fuerza de decretos y despreciando los consensos democráticos. La pregunta es hasta dónde está dispuesto a llegar antes de que el sistema político reaccione.


Títulos alternativos:

  • Estilo Rodolfo Walsh: «Golpe a la Corte: Milei la somete con jueces a dedo»
  • Estilo Pulitzer: «El decreto que sacude a la Justicia: Milei impone dos jueces en la Corte Suprema»
  • Estilo Página 12: «Dedo, decreto y Corte: Milei impone su propia Justicia»
  • Estilo The New York Times (en español argentino): «Milei nombra jueces por decreto y aviva la polémica institucional»

Palabras clave:

  • Corte Suprema Argentina
  • Javier Milei decreto
  • Ariel Lijo y García Mansilla
  • Nombramiento jueces Milei
  • Crisis institucional Argentina

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *