El derrumbe libertario: escándalos, pérdida de control y la desilusión en la tropa de Milei

De $LIBRA a la crisis en San Isidro, pasando por las redes sociales y la caída de la militancia callejera.

La ofensiva libertaria, que hasta hace poco parecía imbatible en redes y en la calle, atraviesa su momento más crítico. El escándalo de $LIBRA golpeó de lleno en la tropa digital y dejó al descubierto la fragilidad de la estructura política de Javier Milei. Las reacciones fueron contundentes: hashtags como #MileiEstafador y #LaCoimaDeTuHermana dominaron las tendencias, mientras que el cacerolazo espontáneo del sábado evidenció un cambio de clima social.

A esto se suman episodios de desconcierto y violencia política, como la agresión a Facundo Manes por parte de la custodia de Santiago Caputo en el Congreso o el revuelo en San Isidro tras la intervención del Falcon verde con la consigna «Nazis Nunca Más». La reacción oficialista ha sido el silencio, mientras crece la deserción en la militancia y se vacían los locales partidarios en el conurbano bonaerense.



De la euforia a la estafa: el escándalo $LIBRA y la implosión libertaria

Hasta hace unas semanas, la tropa libertaria en redes era un ejército disciplinado que defendía con uñas y dientes cada desatino del presidente. Sin embargo, la estafa vinculada a Hayden Mark Davis, que dejó a muchos militantes en la ruina, marcó un punto de inflexión. A la indignación por el fraude se sumó el desconcierto cuando Milei, en complicidad con su operador mediático Jonatan Viale, intentó reciclarse como «tecno optimista» en lugar de dar explicaciones.

Por primera vez, parte de la militancia digital se animó a cuestionarlo. Aunque muchos borraron sus posteos tras el impacto inicial, la reacción de la sociedad no se hizo esperar: el hashtag #MileiEstafador se mantuvo en el top de las tendencias, al que luego se sumó #LaCoimaDeTuHermana, tras la revelación de que Karina Milei cobraba “peaje” por acceder al presidente.



Violencia en el Congreso y el caos de Santiago Caputo

El equipo de Santiago Caputo, cerebro de la estrategia digital de Milei, mostró una preocupante falta de reflejos. Primero, en la crisis desatada por $LIBRA; luego, con la amenaza de intervención a la provincia de Buenos Aires, que solo fue defendida públicamente por el diputado Agustín Romo, cada vez más aislado.

Pero la situación se descontroló en los pasillos del Congreso tras la Asamblea Legislativa: Caputo, fuera de sí, amenazó a Facundo Manes, y su custodia golpeó al diputado mientras el influencer Fran Fijap intentaba impedir que se filmara la agresión. El episodio dejó en evidencia el estado de nerviosismo en el círculo más íntimo del presidente y generó rechazo incluso dentro del oficialismo.


El Falcon verde y el quiebre en San Isidro

El clima de descomposición también se hizo visible en las calles. En San Isidro, el Falcon verde de Agustín Castiglioni, un militante libertario cercano al ex candidato a intendente «Pipo» Paolucci, amaneció con la inscripción «Nazis Nunca Más». Este vehículo había sido utilizado previamente en una provocación contra los organismos de derechos humanos, cuando un grupo de ultraderecha tapó las pintadas por la recuperación del nieto 138 en el paredón del Jockey Club.

A diferencia de otras ocasiones, la militancia libertaria no salió a defender a Castiglioni ni a repudiar la intervención sobre su auto. La respuesta social fue contundente: las fotos del Falcon intervinido se viralizaron en Instagram con comentarios celebratorios y pedidos de sanción para sus dueños. Desde ese día, el auto desapareció de la escena pública y tanto Castiglioni como Paolucci optaron por el silencio.

El oficialismo local también se mostró desconcertado: el possismo barajó repudiar la acción del Falcon, pero finalmente se llamó a silencio. Peor fue la reacción del intendente Ramón Lanús, que especula con una alianza con La Libertad Avanza y optó por no pronunciarse.


El vacío libertario en las calles: un síntoma del cambio de época

En el conurbano norte, los sábados suelen ser jornadas de militancia activa. Las fuerzas políticas instalan mesas en las avenidas para interactuar con los vecinos y exhibir sus propuestas. Este último fin de semana, con el inicio de clases inminente, el movimiento fue intenso. Hubo presencia de casi todos los espacios políticos, incluso de grupos religiosos y evangelistas. Sin embargo, las sombrillas violetas libertarias brillaron por su ausencia.

La deserción no es casual. Un ex dirigente bonaerense, que abandonó el espacio tras los escándalos de Karina Milei, lo resumió con crudeza:

> «Estas semanas me sonó el teléfono más que en todo el año pasado. Me llaman para darme la razón, para pedirme disculpas. Hay mucha bronca en la militancia, no están dispuestos a poner la cara por Karina. Por ahora, la putean en privado. Vamos a ver quién se anima a hacerlo en público».




Las grietas en el interior del oficialismo

El terremoto político también sacudió el Concejo Deliberante de Tigre. La concejal Adriana La Magna, que respondía al senador Carlos Kikuchi, decidió romper con Diego Avancini y Juan José Cervetto, abandonando el bloque de La Libertad Avanza. Su partida, con fuertes críticas a la gestión de Milei, es otro síntoma de la crisis interna.

La desilusión no solo golpea en Tigre. En distritos clave del conurbano norte, como Vicente López, San Isidro, San Fernando y San Martín, el oficialismo había logrado una base de apoyo significativa gracias a su discurso antipolítica y su alianza con sectores de alto poder adquisitivo. Sin embargo, los recientes escándalos han comenzado a erosionar ese respaldo.


La soledad del libertario en retirada

Los recientes acontecimientos han expuesto la fragilidad de La Libertad Avanza y su incapacidad para contener una crisis de credibilidad. La pérdida del control en redes, el avance de la protesta social, los escándalos de corrupción y la violencia política han debilitado su base militante y puesto en jaque la estrategia de Milei.

A diferencia de otras etapas de crisis, esta vez el desconcierto es total. La militancia libertaria, que solía ser su mayor fortaleza, ahora se repliega, desilusionada y sin rumbo. Mientras tanto, la sociedad civil avanza con una respuesta contundente: en las redes, en las calles y en los espacios políticos. El ocaso libertario ya comenzó, y ni Santiago Caputo ni Karina Milei parecen tener un plan para detenerlo.

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