La estructura de poder en el gobierno de Javier Milei no es convencional. No hay un gabinete con peso político propio, no hay figuras de relevancia que opinen distinto al Presidente y, en muchos casos, no queda claro quién realmente gobierna. En ese entramado de influencias y lealtades absolutas, Santiago Caputo emerge como un actor clave. Sin embargo, hay un factor que lo condiciona: Karina Milei. La hermana del mandatario es la piedra angular del oficialismo, la terminal desde la que se toman todas las decisiones. ¿Cómo se da esta convivencia de fuerzas dentro del núcleo más cercano al Presidente? ¿Quién define el rumbo del país cuando el poder se mueve en las sombras?
El triángulo de hierro: Milei, Karina y Caputo
Desde la campaña, Santiago Caputo ha sido una figura determinante en la estrategia política de Milei. Diseñó su discurso, perfeccionó su imagen y le dio un marco teórico al fenómeno libertario que irrumpió en la escena argentina. Sin embargo, su rol no es el de un funcionario visible ni el de un asesor tradicional. Caputo se mueve en las sombras, desde la informalidad y sin un cargo público, como el cerebro detrás de muchas de las jugadas políticas del Presidente.
Pero en el ecosistema libertario hay un orden jerárquico definido. Y en ese esquema, Karina Milei es la primera en la línea de sucesión. No es una secretaria general de la Presidencia más: es la persona en la que Javier confía ciegamente. Es la arquitecta del partido que lo llevó al poder, la que gestiona la estructura política y la que toma decisiones estratégicas que van mucho más allá de su función institucional.
En ese contexto, la convivencia entre Caputo y Karina no está exenta de tensiones. «La hermana posiblemente lo mira de reojo como mira de reojo a cualquier persona que se acerca a Javier», explica Victoria De Masi, autora de Karina, el libro que expone el rol clave de la hermana presidencial. El poder real no está en la Casa Rosada, sino en el vínculo entre los Milei. Lo demás, incluso las figuras influyentes como Caputo, orbitan alrededor de esa relación inquebrantable.
Una Secretaría General sin gestión, pero con todo el poder
El gobierno de Milei ha transformado radicalmente la función de la Secretaría General de la Presidencia. Tradicionalmente, este cargo era ocupado por una persona de máxima confianza del Presidente, con la misión de articular el gabinete y ordenar la agenda de gobierno. En este caso, la función de Karina Milei es otra: consolidar el poder de su hermano.
La periodista De Masi señala un dato clave: «La única tarea preponderante de la Secretaría General ha sido armarle un partido a Milei». Primero fue el fenómeno mediático, después el caudillo sin estructura, y finalmente, con Karina al mando, se diseñó una fuerza política capaz de sostenerlo en el poder. En apenas seis meses, entre marzo y septiembre, la hermana del Presidente construyó desde cero el andamiaje político de La Libertad Avanza. Es un esquema inédito en la historia argentina: un Presidente que gana sin un partido y una hermana que, desde las sombras, le arma la estructura sobre la marcha.
Ese nivel de influencia genera incertidumbre sobre quién gobierna realmente. Porque si bien Milei toma las decisiones finales, Karina es la que las ejecuta y las moldea. En un gobierno donde todo gira en torno al Presidente y donde no hay figuras de peso en el gabinete, la línea de poder es una sola: Javier-Karina. Santiago Caputo, por más influencia que tenga, es una pieza más en ese engranaje.
El dinero y el poder: la relación de Karina con la plata
En un gobierno que se jacta de su austeridad y donde el propio Milei se presenta como un asceta del capitalismo, la relación de Karina con el dinero es un tema que genera interés. «Le encanta la plata, ¿a quién no?», dice con ironía De Masi. Pero hay diferencias notorias entre los hermanos. Mientras Milei parece tener una relación desapegada con lo material, Karina está obsesionada con los números.
Hay varias anécdotas que lo confirman. Una de ellas la cuenta Nito Artaza, productor de la obra de teatro en la que participó Milei antes de meterse de lleno en la política. En ese espectáculo, Karina interpretaba a la secretaria de un consultorio ficticio. Según Artaza, ella era la encargada de manejar el dinero de la obra: «Siempre pedía ver los números, chequeaba los montos y hasta reclamaba los centavos». No era un simple control: había una obsesión por cada detalle financiero.
Ese mismo manejo se trasladó a la política. Antes de que Milei accediera a un cargo público, sus eventos privados eran pagos. Había cenas con un cubierto tarifado, y la organización de esos encuentros estaba a cargo de Karina. No era solo una administradora: era la garante de que cada movimiento del hermano tuviera una rentabilidad clara.
De Cositorto a Milei: la seducción del líder
El fenómeno Milei no puede explicarse sin analizar el poder de su discurso. Su capacidad de persuasión, su tono mesiánico y la fidelidad de sus seguidores recuerdan a otros personajes de la escena política y empresarial. Uno de ellos es Leonardo Cositorto, el líder de la estafa piramidal Generación Zoe. En 2022, De Masi entrevistó a Cositorto en la cárcel y descubrió la magnitud de su influencia sobre la gente: «Es un coach, un pastor. Tenía una prédica con una mezcla de religión y coaching ontológico».
El paralelismo con Milei es inevitable. En sus actos políticos, el libertario genera una devoción similar: una audiencia que lo ve como un salvador y que está dispuesta a sacrificarse por él. En ese contexto, la relación con su hermana se vuelve aún más simbiótica. Karina no solo organiza el partido y maneja los números: también protege la imagen del líder. Como dice De Masi, «la gente que va a los actos de Milei está viendo a un pastor, alguien que les da esperanza». Y en ese fenómeno, Karina es la guardiana del culto.
Conclusión: ¿Quién gobierna realmente?
Santiago Caputo tiene un rol fundamental en la ingeniería política de Milei, pero su influencia no puede compararse con la de Karina. La hermana del Presidente no es solo la Secretaria General: es la arquitecta de La Libertad Avanza, la administradora de los recursos y la única persona que Milei escucha sin dudar.
En un gobierno donde el gabinete es irrelevante y donde la estructura tradicional del poder se desdibujó, la verdadera pregunta no es cuánto poder tiene Caputo, sino hasta dónde llega el control de Karina sobre su hermano. Porque si Milei es el Mesías del anarcocapitalismo, Karina es la suma sacerdotisa que cuida que la fe nunca se debilite.
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