En una ciudad golpeada por la desigualdad y el abandono estatal, Juan Monteverde emerge como la voz que desafía el avance libertario y propone una alternativa progresista. La destacada performance de Juan Monteverde en las elecciones de Rosario no solo refleja un rechazo al modelo de Javier Milei, sino también una apuesta por una política que prioriza lo social sobre lo mercantil.
El pasado domingo, Rosario fue escenario de un fenómeno político que desafía las tendencias nacionales: la notable elección de Juan Monteverde, líder de Ciudad Futura y referente del frente «Más para Santa Fe». En un contexto donde el discurso libertario gana terreno, Monteverde logró consolidarse como una figura central en la política rosarina, representando una alternativa progresista y comprometida con las demandas sociales.
Monteverde, quien en 2023 estuvo a escasos votos de arrebatarle la intendencia a Pablo Javkin, ha demostrado una capacidad única para conectar con las necesidades de una ciudadanía harta de promesas vacías y políticas de ajuste. Su campaña, centrada en la justicia social y la participación ciudadana, contrasta fuertemente con las medidas impulsadas por el gobierno de Javier Milei, caracterizadas por recortes y desregulación.
La alianza que lidera, «Más para Santa Fe», no es una coalición improvisada. Está compuesta por sectores del peronismo, el Frente Renovador, el Movimiento Evita y La Cámpora, entre otros. Esta confluencia de fuerzas progresistas ha permitido a Monteverde presentar una propuesta sólida y coherente, que busca enfrentar el avance de políticas que priorizan el mercado sobre las personas.
Durante la jornada electoral, Monteverde expresó su satisfacción por la participación ciudadana, destacando la importancia de la democracia en tiempos donde «tantos gobiernos autoritarios» amenazan las libertades fundamentales. Su declaración no es casual; es una crítica velada a la gestión de Milei, cuyas políticas han sido señaladas por diversos sectores como autoritarias y alejadas de las necesidades populares.
La primera lista peronista con Monteverde fue la fuerza más votada en Rosario. Suena minuto de silencio para Javkin.
— Arrepentidos de Milei (@ArrepentidosLLA) April 14, 2025
También le ganó a LLA y quedó segunda fuerza en toda Santa Fe solo atrás de Pullaro pese a que hubo 3 listas peronistas divididas pic.twitter.com/cfLGqFhtRy
La elección en Rosario también evidenció una fractura en el peronismo santafesino, con Monteverde consolidándose como una figura capaz de unificar a las distintas corrientes internas. Su liderazgo, basado en la coherencia y el compromiso con las bases, contrasta con las disputas internas y la falta de dirección que han caracterizado al peronismo en los últimos años.
En las redes sociales, el respaldo a Monteverde fue contundente. Usuarios destacaron su trayectoria, su cercanía con la gente y su rechazo a las políticas de ajuste. Comentarios como «Monteverde es la esperanza que Rosario necesita» o «Finalmente, alguien que nos representa de verdad» inundaron las plataformas digitales, reflejando un apoyo genuino y entusiasta.
El «Rosariazo» de Monteverde no es un hecho aislado. Es parte de una corriente que busca resistir el avance de un modelo que, bajo la promesa de libertad, impone medidas que afectan principalmente a los sectores más vulnerables. En este contexto, la figura de Monteverde se erige como un faro de esperanza para quienes creen en una política al servicio del pueblo y no del mercado.
La elección de Monteverde en Rosario es un llamado de atención para la dirigencia nacional. Es la muestra de que, incluso en tiempos de desilusión y desencanto, es posible construir alternativas que prioricen lo colectivo sobre lo individual, lo social sobre lo económico. Y, sobre todo, es una señal de que el pueblo no está dispuesto a resignarse a un modelo que lo excluye y lo margina.
En definitiva, el triunfo de Juan Monteverde en Rosario representa más que una victoria electoral. Es la manifestación de un deseo profundo de cambio, de una necesidad urgente de políticas que pongan en el centro a las personas y no a los intereses económicos. Es, en suma, una esperanza renovada en la posibilidad de una Argentina más justa y solidaria.
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