Financiada con la tuya: Karina Milei y la guerra de trolls, el nuevo frente interno que amenaza a Santiago Caputo

La disputa por el control de la estrategia digital en el gobierno de Javier Milei escaló a niveles insospechados. Karina Milei decidió armar su propio troll center y encargó a Sharif Menem la misión de disputarle el poder en redes a Santiago Caputo, el estratega digital original del oficialismo.

La batalla interna dentro del gobierno de Javier Milei ha llegado a un punto de inflexión. Lejos de dirimirse en los despachos de la Casa Rosada o en el Congreso, ahora se libra en el territorio digital, donde la narrativa es un campo de batalla clave para el oficialismo. Karina Milei, la hermana del presidente y su principal operadora política, ha tomado una decisión estratégica: desplazar a Santiago Caputo, el asesor que diseñó la estrategia comunicacional libertaria, y reemplazarlo por su propia estructura de influencia en redes. Para ello, ha confiado en la dinastía Menem, más precisamente en Sharif Menem, sobrino del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem.

El encargo es claro: montar un aparato digital que haga frente a la maquinaria de Caputo, quien hasta ahora monopolizaba el troll center del gobierno. La movida busca consolidar el poder de Karina y de los Menem en la estructura oficialista, en detrimento de la influencia de un asesor que, aunque fue clave en la campaña de Milei, ha empezado a ser desplazado de las decisiones de fondo.

Santiago Caputo ha sido el arquitecto del troll center original de La Libertad Avanza, un ecosistema digital basado en el hostigamiento de opositores, la fabricación de tendencias favorables y la desinformación orquestada. Bajo su dirección, cuentas anónimas y operadores digitales han moldeado el discurso público, generando una sensación de apoyo masivo al gobierno, pese a los desastrosos efectos de sus políticas en la economía real.

Sin embargo, el poder de Caputo ha comenzado a erosionarse. Karina Milei, que ejerce un control cada vez más centralizado sobre el entorno presidencial, ha decidido cortar con su influencia digital y apostó por una estrategia propia. Para ello, reclutó a Martín Menem, quien encomendó a su sobrino Sharif la tarea de armar un equipo que pueda disputarle las redes a Caputo. La agencia contratada es la misma que maneja la comunicación de portales como El Canciller y Corta, lo que evidencia una intención clara de profesionalizar la operación.

En el entorno de Menem niegan que se trate de un troll center en el sentido clásico y afirman que trabajan con «usuarios reales que se motivan por convicción». Sin embargo, los métodos empleados y la narrativa construida sugieren lo contrario: la fabricación de un relato político, la difusión de información sesgada y el ataque coordinado a adversarios políticos son características fundamentales de cualquier estrategia de trolls.

Detrás de esta disputa subyace una realidad incómoda: el costo de mantener un troll center es exorbitante. Santiago Caputo ha logrado consolidar su poder dentro del gobierno porque maneja «las cajas importantes», es decir, los fondos que financian la operación digital del oficialismo. Karina Milei, al decidir armar su propia estructura, enfrenta el desafío de encontrar financiamiento para sostener un aparato similar. No se trata solo de trolls en Twitter, sino de toda una red de influencers, generadores de contenido, medios afines y publicidad segmentada.

La irrupción de los Menem en este terreno también tiene una arista simbólica. La estrategia digital promovida por Sharif Menem busca construir una imagen pública para su tío Martín, presentándolo como un «Giga Chad» o un «sex symbol» político. Imágenes del diputado entrenando en el gimnasio y realizando rutinas de fuerza han comenzado a circular con frecuencia, buscando generar un fenómeno de adhesión similar al que en su momento construyó Caputo con la estética de «Las Fuerzas del Cielo».

Lo que esta guerra digital revela, en el fondo, es el creciente aislamiento del propio Javier Milei. La decisión de Karina de desplazar a Caputo no es un gesto menor: implica una fractura dentro del riñón mismo del poder presidencial. Caputo fue un actor clave en la construcción de la imagen del libertario y en su llegada a la presidencia. Su desplazamiento progresivo evidencia una dinámica de poder en la que Karina no está dispuesta a compartir el control del relato oficialista.

Prueba de ello fue la foto tomada en la Casa Rosada, donde Karina presidía una reunión política con los macristas Cristian Ritondo y Diego Santilli. En la imagen, Javier Milei aparece flanqueado por los hombres de confianza de su hermana, mientras que Caputo brilla por su ausencia. Más aún, durante la transmisión en cadena nacional de la asamblea legislativa, la TV Pública evitó enfocar a Caputo en todo momento, un gesto claro de la intención de Karina de borrarlo del mapa político libertario.

El gobierno de Javier Milei se sostiene en gran parte gracias a una operación digital cuidadosamente construida. Sin embargo, la guerra intestina entre Karina Milei y Santiago Caputo revela que esa estructura está comenzando a resquebrajarse. La lucha por el control de las redes no es solo una disputa de poder entre facciones, sino la evidencia de que el oficialismo necesita sostener su narrativa a fuerza de trolls, operaciones y propaganda digital.

Mientras Milei recorta derechos, desmantela el Estado y empobrece a la mayoría de los argentinos, sus principales operadores se disputan el control de la mentira. El verdadero problema del gobierno libertario no es la oposición ni los medios críticos: es su propia guerra interna por decidir quién maneja la farsa.

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