El pacto de la sumisión: gobernadores y oportunistas al rescate del ajuste libertario.
Javier Milei logró aprobar en la Cámara de Diputados el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que sella su compromiso de sometimiento al Fondo Monetario Internacional (FMI). No lo hizo en solitario, sino con la colaboración de aliados impensados: gobernadores peronistas como Martín Llaryora, Osvaldo Jaldo y Raúl Jalil, además del inefable Miguel Ángel Pichetto y un sector del radicalismo que prefirió alinearse con el ajuste antes que con la historia de su partido.
El resultado fue contundente: 129 votos a favor, 108 en contra, seis abstenciones y 14 ausencias, que en los hechos funcionaron como un respaldo encubierto. Un entramado de traiciones, complicidades y favores negociados permitió que el presidente consolidara su plan de entrega económica, en un día que quedará marcado como uno de los más oscuros de la política reciente.
El pacto de los traidores: Milei y su dote de favores
El acuerdo con el FMI, plasmado en el DNU, es la carta magna del ajuste libertario: una declaración de principios donde la soberanía nacional se diluye en las exigencias del organismo de crédito. Para garantizar su aprobación, Milei recurrió a su ya conocida estrategia de presión, premios y castigos.
Los gobernadores peronistas, supuestamente opositores, inclinaron la balanza a su favor. Llaryora, Jaldo y Jalil se reunieron en la Casa Rosada con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el ministro de Economía, Luis Caputo, en una cumbre donde se negociaron las obras públicas como moneda de cambio. A cambio de la promesa de algunos fondos para sus provincias, entregaron su voto y, con él, la dignidad de sus representados.
El rol de Pichetto, quien alguna vez se jactó de su peronismo ortodoxo, fue fundamental. Como cabeza de un sector de la oposición funcional al gobierno, ofició de nexo para garantizar los votos de quienes prefieren un Milei fortalecido antes que un regreso del kirchnerismo. En su discurso, con su habitual cinismo, reconoció que el gobierno no brinda información por «miedo al mercado», pero igual le aseguró su respaldo.
Los ausentes y abstenciones: la cobardía también cuenta
Si algo caracteriza al Congreso argentino es su capacidad para inventar formas de traición política. En este caso, no solo fueron responsables los que votaron a favor del DNU, sino también los que se ausentaron o prefirieron abstenerse en un tema clave para el futuro del país.
Seis diputados optaron por la abstención: Nicolás Massot, Emilio Monzó, Oscar Agost Carreño, Florencio Randazzo, Martín Tetaz y Lourdes Arrieta. Con su tibieza, jugaron a favor del gobierno sin asumir el costo político de votar afirmativamente.
Los 14 diputados que no se presentaron también tuvieron un rol determinante. Entre ellos, cuatro legisladores catamarqueños afines a Jalil que, a pesar de estar en el Congreso, no bajaron al recinto. Similar actitud tomaron el correntino Manuel Aguirre, el cordobés Juan Brugge, el ex peronista Roberto Mirabella, Ricardo López Murphy y la libertaria María Fernanda Araujo.
El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, garantizó el respaldo de Innovación Federal, un bloque de legisladores que responde a los intereses de las provincias antes que a cualquier ideología. Los diputados de Tucumán también dieron el brazo a torcer tras una serie de presiones y promesas de inversión.
Un Congreso al servicio del ajuste
El resultado de la votación exhibió la consolidación de un bloque funcional a Milei dentro del propio peronismo y el radicalismo. La Libertad Avanza, el PRO y la UCR votaron de manera casi unánime a favor, con una coincidencia numérica llamativa: un voto menos a favor que el total de sus integrantes en cada bloque. La Coalición Cívica también respaldó la iniciativa sin fisuras.
Quien cerró el debate por parte de la oposición fue Máximo Kirchner. Con un tono crítico, anticipó el fracaso del modelo mileísta: «Así no va a poder pagar nunca. Mientras más tiempo transcurra sin poder pagar, más agarrado del pescuezo nos van a tener».
Sin embargo, las advertencias del kirchnerismo no alcanzaron para frenar la entrega. La oposición tradicional quedó fragmentada y el peronismo se encontró dividido entre los que resistieron y los que cedieron.
El futuro: ajuste, deuda y sumisión
El DNU aprobado por Milei no solo consolida el ajuste del FMI, sino que también allana el camino para la profundización de un modelo de saqueo. El endeudamiento, la precarización laboral y el desmantelamiento del Estado son los pilares sobre los cuales se edifica este proyecto libertario, con el aval de sectores que, hasta hace poco, se presentaban como opositores.
La política argentina asistió a una jornada de infamia, donde los intereses del pueblo quedaron nuevamente relegados. Mientras Milei festeja su victoria parlamentaria, la ciudadanía sufre las consecuencias de un ajuste que, lejos de traer crecimiento, solo profundiza la crisis.
El Congreso, una vez más, demostró estar al servicio del poder económico y financiero. Y aquellos que le dieron su respaldo al DNU del FMI, por acción u omisión, quedarán marcados en la historia como los arquitectos de la entrega nacional.
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