Milei fue imputado por la Justicia tras la denuncia de Juan Grabois y Itai Hagman por abuso de autoridad, tráfico de influencias y estafa

La fiscalía investiga si Milei y su entorno promovieron la cripto con información privilegiada, permitiendo que allegados retiraran sumas millonarias antes del colapso. La investigación también alcanza a empresarios y asesores ligados al mandatario.

La crisis política que enfrenta Javier Milei ha escalado a un nuevo nivel con su reciente imputación en la causa conocida como el “criptogate”. La decisión judicial, tomada por el fiscal Eduardo Taiano, pone en el centro de la escena al presidente y su círculo cercano por presuntas maniobras ilegales en la promoción y desplome de la criptomoneda $LIBRA. Se los investiga por negociaciones incompatibles con la función pública, abuso de autoridad, tráfico de influencias y estafa.

El caso estalló cuando Milei utilizó sus redes sociales y discursos públicos para impulsar $LIBRA, provocando una escalada artificial de su cotización. Miles de personas invirtieron en el activo digital, creyendo en la seguridad de la recomendación presidencial. Sin embargo, en un giro abrupto, el valor de la criptomoneda se desplomó, generando pérdidas multimillonarias. El detalle más escandaloso es que, según los primeros informes de la Justicia, un grupo reducido de billeteras electrónicas vinculadas al oficialismo logró retirar cerca de 100 millones de dólares justo antes del colapso.

Las piezas del engranaje cripto

La investigación se centra en determinar el nivel de involucramiento de Milei en el esquema. Pero no está solo en la mira: también han sido mencionados en la causa empresarios y asesores clave en la promoción de $LIBRA. Entre ellos figuran Hayden Mark Davis y Julian Peh, identificados como los impulsores internacionales del activo digital. Asimismo, los organizadores del evento Tech Forum 2024, Mauricio Gaspar Novelli y Manuel Terrones Godoy, también están bajo la lupa, dado que allí habría surgido el nexo directo con el presidente.

Sergio Daniel Morales, asesor del directorio de la Comisión Nacional de Valores (CNV), también ha sido señalado por presuntos conflictos de interés en la regulación de la cripto. Su papel resulta clave para entender si el Estado, lejos de proteger a los inversores, fue parte del entramado fraudulento.

Un modus operandi al estilo Ponzi

El patrón es claro: una figura pública con poder impulsa un activo financiero, generando un “efecto manada” que dispara su cotización. Cuando el mercado está en su punto más alto, los insiders retiran sus ganancias y dejan a los pequeños inversores en la ruina. Esta mecánica ha sido vista en incontables esquemas Ponzi a lo largo de la historia, pero lo que diferencia a este escándalo es el rol de un presidente de la Nación en el proceso.

Desde que la denuncia fue presentada por Juan Grabois y el diputado nacional Itai Hagman, el pedido de justicia ha ido en aumento. “Por la dignidad nacional, la Justicia debe actuar rápidamente”, exigió Grabois. En respuesta, el fiscal Taiano ha solicitado medidas de prueba clave, incluyendo informes al Banco Central y a la CNV, con el objetivo de rastrear el recorrido de los fondos y determinar si existió un esquema de estafa coordinado.

Milei y la economía del caos

La imputación del presidente suma un nuevo capítulo a su caótica gestión económica. Mientras el gobierno avanza con un brutal ajuste y expulsa a miles de trabajadores del sector público, el escándalo cripto expone la otra cara de la moneda: el beneficio de unos pocos a costa de la ruina de muchos.

La falta de regulación financiera ha sido un eje central del ideario libertario de Milei, pero en la práctica ha permitido el descontrol y la especulación en un mercado ya de por sí volátil. Este episodio, lejos de ser un hecho aislado, refleja la esencia de su modelo de gobierno: una Argentina sin Estado, donde el capital se mueve sin frenos y el ciudadano común queda expuesto a los abusos de los poderosos.

Con la investigación en curso, la pregunta clave es si la Justicia avanzará con la misma rapidez con la que se desplomó $LIBRA o si, como tantas veces, el poder político y económico logrará enterrar el caso. Lo cierto es que el criptogate ya dejó su marca en la historia: Milei, el autodenominado enemigo del Estado, hoy enfrenta la acusación de haberlo usado para su propio beneficio.

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