Milei y los F-16: la verdad detrás de la compra

(Por Tavo Cibreiro) Con la presencia de Javier Milei y bajo un manto de propaganda oficialista, se presentarán hoy en Tandil los cazas F-16 adquiridos a Dinamarca. Sin embargo, la realidad es que el gobierno actual busca apropiarse de un logro que no le pertenece. Aunque el presidente intente atribuirse la compra como una gesta propia y un símbolo del «regreso de Argentina al mundo», los hechos demuestran que todo el proceso de adquisición fue llevado a cabo durante la gestión de Alberto Fernández.

La verdad detrás de la compra

El trabajo para sumar los F-16 a la Fuerza Aérea Argentina comenzó mucho antes de que Milei asumiera el poder. Durante la administración Fernández se realizaron los viajes para seleccionar las aeronaves, se negoció el precio y, lo más importante, se obtuvo la autorización del Congreso de los Estados Unidos, un requisito indispensable para la transacción. Sin esta aprobación, ningún país puede vender armamento estadounidense, incluso si es de segunda mano.

El visto bueno de Washington llegó en octubre de 2023, semanas antes de las elecciones presidenciales en Argentina. Ante este contexto, y para evitar la firma de un contrato en medio de un proceso electoral, todas las partes involucradas decidieron posponer la concreción del acuerdo hasta después de los comicios.

Más allá del relato: ¿qué significan los F-16 para Argentina?

Más allá del intento de Milei de vender esta compra como un hito de su administración, lo cierto es que la llegada de los F-16 representa un salto de calidad en la capacidad de defensa del país. Estas aeronaves, lejos de ser «chatarra», significan una mejora cuantitativa y cualitativa para la Fuerza Aérea Argentina, brindándole mayor capacidad operativa y, sobre todo, un poder de disuasión renovado.

El arribo de la flota completa se dará de manera progresiva, con la mayor parte de los aviones llegando recién en diciembre de este año. La implementación total llevará varios años, pero no hay dudas de que los F-16 cambiarán el escenario técnico y estratégico de la defensa nacional.

Mientras tanto, el gobierno de Milei continúa con su estrategia de apropiarse de gestiones ajenas y venderlas como propias, en un relato donde la historia y los hechos parecen ser secundarios frente a la necesidad de alimentar su discurso de «refundación» del país.

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