Reconfiguración: CFK mueve las fichas y Kicillof se perfila como el gran armador

Las tensiones dentro del peronismo en la provincia de Buenos Aires han escalado en las últimas semanas, con Cristina Fernández de Kirchner en el centro de la escena y Axel Kicillof consolidándose como el principal articulador del espacio.

En un contexto de reconfiguración política, donde la oposición no da tregua y el gobierno de Javier Milei avanza con medidas de ajuste, la ex presidenta busca reordenar las filas del peronismo bonaerense, con una estrategia que apunta a fortalecer el liderazgo del gobernador.

La interna peronista: entre la resistencia y la reorganización

Desde la derrota en las elecciones presidenciales de 2023, el peronismo bonaerense ha quedado en una encrucijada. Mientras algunos sectores, especialmente los intendentes del conurbano, apuestan por una lógica de supervivencia territorial, Cristina Fernández de Kirchner ha tomado la iniciativa para evitar la dispersión y consolidar una estrategia unificada de cara a 2025.

En ese tablero, Axel Kicillof ha ido ganando peso como el principal armador del peronismo provincial. Su gestión como gobernador, con una postura férrea ante el ajuste de Milei y su capacidad para mantener una base de apoyo activa, lo han convertido en la pieza clave en la reconfiguración del espacio. CFK lo respalda explícitamente, señalándolo como el dirigente con mayor legitimidad dentro del kirchnerismo, mientras el resto del peronismo intenta acomodarse a la nueva realidad.

Cristina y la construcción de poder: ¿una nueva hoja de ruta?

En los últimos movimientos de CFK se observa una estrategia de largo plazo. Con un peronismo golpeado por la derrota electoral, su apuesta parece ser consolidar una conducción que mantenga la identidad del espacio sin diluirse en acuerdos ambiguos con sectores del establishment político y económico. En ese esquema, Kicillof juega un papel central: su perfil de gestor, su resistencia al ajuste libertario y su sintonía con las bases militantes lo posicionan como la figura más fuerte dentro del oficialismo provincial.

La otra gran incógnita es el rol de los intendentes, muchos de los cuales han comenzado a diferenciarse del kirchnerismo puro y buscan una mayor autonomía en la toma de decisiones. CFK, sin embargo, sigue manteniendo un alto nivel de influencia sobre los liderazgos territoriales, lo que le permite articular alianzas estratégicas sin perder el control del espacio.

La disputa por el 2025: Milei, la crisis y el desafío peronista

Mientras el peronismo bonaerense reorganiza sus filas, el gobierno de Javier Milei sigue profundizando su modelo de ajuste y privatización. La crisis económica, el deterioro del poder adquisitivo y la creciente conflictividad social han puesto al gobierno en una posición vulnerable, aunque aún con respaldo en sectores desencantados con la política tradicional.

En ese contexto, el peronismo tiene el desafío de ofrecer una alternativa real de poder. Cristina lo sabe y por eso apuesta a un esquema donde Kicillof sea el articulador de un proyecto opositor sólido, con base territorial y capacidad de convocatoria. La pregunta es si el resto del peronismo bonaerense está dispuesto a alinearse detrás de esa estrategia o si, por el contrario, optará por caminos divergentes que fragmenten aún más al espacio.

¿Nace un nuevo liderazgo?

Con CFK como conductora estratégica y Kicillof en el rol de armador, el peronismo bonaerense comienza a delinear su futuro en un escenario adverso. La resistencia al ajuste de Milei, la disputa por el control territorial y la construcción de un liderazgo renovado serán las claves de los próximos meses. Lo que está en juego no es solo el futuro del peronismo en la provincia, sino su capacidad de recomponerse como una alternativa de poder real en el país.

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