Mientras el gobierno de Javier Milei impulsa la inclusión de la «Ficha Limpia» en la legislación argentina, surgen preguntas incómodas: ¿Es esta medida un verdadero intento de limpiar la política o una estrategia para eliminar adversarios? La sombra de los jueces corruptos y su alianza con el poder económico no hacen más que alimentar la desconfianza.
La incorporación de la figura de «Ficha Limpia» a la ley 23.298 ha generado un terremoto político en Argentina. Presentada como una herramienta para garantizar la transparencia y la ética en la política, esta medida ha sido recibida con escepticismo por amplios sectores de la sociedad. ¿Es realmente un paso hacia la limpieza institucional o una maniobra más del gobierno de Javier Milei para consolidar su poder y eliminar a sus adversarios?
La diputada Natalia Zaracho, en un discurso durante la sesión del 12 de febrero de 2025, no dejó dudas sobre su postura. Con una claridad contundente, Zaracho expuso cómo esta reforma podría ser utilizada como un arma política por parte de un poder judicial que, según ella, está lejos de ser imparcial. «Hoy no se está discutiendo la Ficha Limpia para que los corruptos no se puedan presentar, sino que se está discutiendo si le vamos a dar esa responsabilidad a los jueces, jueces que son amigos de muchos de los que están acá hoy sentados», afirmó con firmeza.
Zaracho no solo denunció la connivencia entre los jueces y los intereses económicos, sino que también enumeró casos concretos de corrupción judicial. «Jueces que van a jugar al tenis, que van a Lago Escondido, y qué pasa con esas causas», cuestionó la diputada, quien recordó cómo algunos magistrados acumulan causas sin resolver y favorecen a los poderosos. «¿Qué pasa con los candidatos de los narcos que después son candidatos en la provincia de Buenos Aires?», preguntó, evidenciando la hipocresía de un sistema que persigue a los más vulnerables mientras protege a los corruptos.
Uno de los puntos más destacados del discurso de Zaracho fue su crítica a la justicia selectiva. «La justicia solamente funciona para los que tienen el poder y la plata», afirmó, señalando cómo el sistema judicial mira para otro lado cuando se trata de proteger a los poderosos, pero reprime a los jubilados, a los brigadistas y a los mapuches. «Esta ley tiene nombre y apellido: es para Cristina Fernández de Kirchner», sostuvo, refiriéndose a la persecución política que ha sufrido la ex presidenta.
Pero más allá de los escándalos de corrupción, la preocupación central de Zaracho es el impacto que esta reforma podría tener en el sistema político argentino. «Esta ley no es para limpiar la política, es para perseguir a los que no se doblegan al poder», advirtió. Según la diputada, la «Ficha Limpia» podría ser utilizada para perseguir a líderes opositores, especialmente a aquellos que representan una amenaza para el oficialismo. «Nosotros vamos a seguir defendiendo lo que creemos y le vamos a hacer frente a este poder», afirmó con convicción.
El gobierno de Milei, que ha basado su discurso en la lucha contra la corrupción y el «casta», enfrenta ahora una paradoja: ¿Cómo puede garantizar que esta reforma no sea utilizada para fines políticos? La respuesta, según Zaracho, es clara: «Mientras el poder judicial esté controlado por jueces corruptos y al servicio del poder económico, ninguna reforma será verdaderamente democrática».
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