El periodista vuelve a estar en el ojo de la tormenta tras sugerir al aire el uso de burundanga para obtener un beso de una colega, desatando repudio generalizado.
Ari Paluch, con antecedentes de conductas inapropiadas, realizó un comentario en vivo sobre drogar a una compañera para conseguir un beso, generando una ola de críticas y reavivando debates sobre el machismo en los medios de comunicación.
En una sociedad que lucha por erradicar el machismo y la violencia de género, resulta inadmisible que figuras públicas reincidan en conductas y comentarios que perpetúan estas problemáticas. El reciente episodio protagonizado por el periodista Ari Paluch es un claro ejemplo de ello.
Durante el pase entre su programa «AriZona» y «Nadie nos para», conducido por Beto Casella en la Rock & Pop, Paluch hizo alusión al uso de burundanga —una sustancia utilizada para anular la voluntad de las personas— para obtener un beso de una colega. La conversación, que inicialmente giraba en torno a casos de «viudas negras», derivó en un comentario que dejó atónitos a los presentes y a la audiencia.
«¿Tan fácil es conseguir burundanga? Porque a mí esta chica, ¿cómo se llama tu locutora? Es linda esa chica. Entonces, podemos arreglar, vamos y vamos. Una mañana le ponemos en el vaso con agua…», expresó Paluch, insinuando la posibilidad de drogar a la locutora Noelia Corral para obtener un beso.
La reacción de Beto Casella y de Martina, hija de Paluch, fue inmediata. Ambos intentaron frenar el desubicado comentario, evidenciando la incomodidad del momento. Casella, visiblemente incómodo, pidió a Martina que interviniera, a lo que ella respondió: «Padre, ubicate». citeturn0search2
Este episodio no es un hecho aislado en la carrera de Ari Paluch. En 2017, fue acusado de acoso sexual por una microfonista de A24, lo que llevó a su desvinculación del canal. A pesar de las denuncias y del repudio social, Paluch logró reinsertarse en los medios, evidenciando la facilidad con la que ciertas figuras públicas pueden limpiar su imagen sin asumir responsabilidades reales.
La reincidencia de Paluch en comentarios misóginos y ofensivos plantea una reflexión profunda sobre la cultura de impunidad que aún persiste en los medios de comunicación. Mientras que periodistas talentosos y comprometidos son marginados por sus ideologías o por denunciar injusticias, otros, con antecedentes cuestionables, continúan teniendo espacios en los medios masivos.
La naturalización de este tipo de comentarios no solo perpetúa la violencia de género, sino que también envía un mensaje peligroso a la sociedad: que el acoso y la cosificación de la mujer pueden ser materia de chiste o banalización. Es alarmante que, en pleno siglo XXI, aún se debata sobre la gravedad de estos hechos y que figuras como Paluch minimicen sus acciones bajo la excusa del humor.
Tras la ola de críticas, Paluch intentó disculparse públicamente. En un video difundido en sus redes sociales, expresó: «Quiero pedir disculpas genuinamente a Noe, la locutora de Beto Casella, por un chiste imprudente que hice esta mañana». Sin embargo, sus palabras fueron percibidas como insuficientes y poco sinceras, considerando sus antecedentes y la gravedad de sus declaraciones. citeturn0search6
La reacción en las redes sociales no se hizo esperar. Usuarios de diversas plataformas expresaron su indignación y exigieron medidas contundentes por parte de la emisora. La presión pública llevó a que Rock & Pop emitiera un comunicado repudiando las declaraciones de Paluch y anunciando una revisión interna sobre su continuidad en la radio.
Este incidente pone de manifiesto la necesidad urgente de implementar políticas de género efectivas en los medios de comunicación. No basta con discursos vacíos o disculpas superficiales; es imperativo que las empresas mediáticas adopten medidas concretas para erradicar el machismo y la violencia simbólica en sus espacios.
Además, es fundamental que la sociedad en su conjunto reflexione sobre el consumo de contenidos y las figuras que elige respaldar. La audiencia tiene el poder de exigir calidad y ética en la información que recibe, y de rechazar a aquellos que, con sus acciones, contribuyen a perpetuar la desigualdad y la violencia de género.
El caso de Ari Paluch es un llamado de atención sobre las deudas pendientes en materia de equidad y respeto en los medios. No se trata de un hecho aislado, sino de una problemática estructural que requiere el compromiso y la acción de todos los actores involucrados. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria, donde comentarios como el de Paluch sean cosa del pasado.
Es momento de que los medios de comunicación asuman su responsabilidad social y actúen en consecuencia. La tolerancia cero hacia el machismo y la violencia de género debe ser una premisa innegociable en cualquier espacio público. Solo así podremos garantizar que situaciones como la protagonizada por Ari Paluch no se repitan y que las mujeres puedan desenvolverse en entornos laborales libres de acoso y discriminación.
La indignación generada por este episodio es una muestra del cambio de paradigma que la sociedad está experimentando. Ya no se toleran comentarios ni actitudes que menoscaben la integridad y la dignidad de las personas. Es responsabilidad de todos, desde los medios hasta la ciudadanía, fomentar una cultura de respeto y equidad, donde el humor no sea una excusa para la violencia.
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