En un acto que muchos califican de autoritario, la municipalidad de Juana Koslay derribó un mural de Perón y Evita sin explicaciones. La medida, repudiada por organizaciones políticas y sociales, refleja una escalada de tensiones en un contexto de alianzas cambiantes y disputas ideológicas.
En la localidad de Juana Koslay, provincia de San Luis, un mural que honraba a dos de las figuras más emblemáticas de la historia argentina, Juan Domingo Perón y Eva Duarte de Perón, fue derribado por orden de la municipalidad. Todos señalan que la orden es responsabilidad del intendente Toti Videla, perteneciente al Frente Fuerza San Luis.
La obra, ubicada sobre la ruta provincial N° 20, cerca de la rotonda de Cruz de Piedra, fue eliminada sin previo aviso ni explicación oficial. Este acto, que ha generado un fuerte repudio en las redes sociales y en sectores políticos, no solo borra un símbolo artístico e histórico, sino que también plantea serias dudas sobre el respeto a la memoria colectiva y la libertad de expresión en la gestión del intendente Jorge “Toti” Videla.

El mural, creado por el reconocido artista plástico Dido por encargo del exintendente Andrés Vallone, era más que una simple obra de arte. Representaba un homenaje a dos líderes que, más allá de las diferencias ideológicas, marcaron a fuego la historia política y social de Argentina. Su derribo no pasó desapercibido: los transeúntes que diariamente circulaban por la zona expresaron su sorpresa y malestar al ver cómo los rostros de Perón y Evita eran eliminados de la vista pública. Además, los bustos que acompañaban la pared recordatoria también fueron retirados, lo que agravó la sensación de que se trataba de un acto deliberado y no de una simple remodelación.
La falta de explicaciones por parte de la municipalidad ha alimentado aún más la polémica. ¿Por qué derribar un mural que, lejos de ser un elemento conflictivo, formaba parte del paisaje cotidiano de los habitantes de Juana Koslay? Las especulaciones apuntan a las recientes alianzas políticas del intendente Videla, quien, a pesar de su origen justicialista, ha estrechado lazos con el PRO y otros partidos de la coalición gobernante. Este giro en su posicionamiento político podría explicar, en parte, la decisión de eliminar un símbolo tan asociado al peronismo.
Las reacciones no se hicieron esperar. El Frente por la Justicia Social, recientemente lanzado, emitió un comunicado en el que repudia el derribo del mural y la retirada de los bustos. “Esta vez, la alianza del oficialismo dio un paso más en la escalada de violencia en consonancia con el gobierno nacional”, señalaron. Además, calificaron la medida como “irritante y autoritaria”, y exigieron la restauración inmediata de los bustos. Por su parte, el Partido Justicialista de La Punta y el PJ Distrito San Luis también expresaron su enérgico rechazo, describiendo el hecho como “un ataque a la historia, la memoria y los valores de justicia social que representan Perón y Evita”.
Este episodio no puede entenderse fuera de un contexto más amplio. En los últimos años, Argentina ha sido escenario de una polarización política que ha llevado a la confrontación incluso en el ámbito de los símbolos y la memoria histórica. El derribo del mural de Juana Koslay no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia preocupante en la que las disputas ideológicas se trasladan al espacio público, borrando o reescribiendo la historia según los intereses del poder de turno.
La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿qué mensaje envía un gobierno local al eliminar un símbolo histórico sin diálogo ni consenso? Más allá de las diferencias políticas, la memoria colectiva es un patrimonio de todos, y su manipulación o destrucción solo contribuye a profundizar las divisiones. En un momento en el que la sociedad argentina necesita puentes y no muros, actos como el de Juana Koslay son un paso en la dirección equivocada.
El silencio de la municipalidad, lejos de apaciguar los ánimos, ha generado más preguntas que respuestas. ¿Qué harán con los bustos retirados? ¿Habrá alguna explicación oficial? Mientras tanto, los vecinos de Juana Koslay y los defensores de la memoria histórica seguirán exigiendo respuestas y reclamando que se restituya lo que, más allá de las ideologías, es parte de la identidad de un pueblo.

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