Más de 3.000 hectáreas consumidas, cientos de evacuados y una persona fallecida: el incendio en El Bolsón expone la falta de recursos y planificación del gobierno de Milei frente a las emergencias ambientales.
El incendio en El Bolsón, Río Negro, ha destruido 120 viviendas y avanza sin control hacia zonas pobladas. Con más de 3.000 hectáreas arrasadas, la falta de recursos y la descoordinación del gobierno de Milei agravan la crisis. ¿Hasta cuándo seguirá la Patagonia ardiendo?
El Bolsón, uno de los paraísos naturales de la Patagonia argentina, está en llamas. Desde hace días, un incendio forestal de proporciones catastróficas avanza sin control, consumiendo más de 3.000 hectáreas de bosque y destruyendo al menos 120 viviendas. La situación es crítica: el fuego, alimentado por vientos de hasta 90 km/h, se acerca peligrosamente a zonas pobladas, obligando a cientos de familias a abandonar sus hogares. Mientras los brigadistas y voluntarios luchan contra las llamas, la falta de recursos y la descoordinación del gobierno de Javier Milei han dejado a la población en un estado de desesperación y abandono.
El incendio, que comenzó en la zona de Warton, se ha expandido rápidamente hacia áreas como Costa del Azul y Loma del Medio, donde las llamas han arrasado con todo a su paso. Según los reportes, más de 120 casas han sido destruidas total o parcialmente, y una persona ha perdido la vida a causa del fuego. Los evacuados, muchos de ellos auto-evacuados, se han refugiado en el polideportivo local, donde reciben ayuda de vecinos y organizaciones civiles. Sin embargo, la magnitud de la tragedia supera la capacidad de respuesta, y la desesperación crece entre los afectados.
La falta de recursos es uno de los principales problemas que enfrentan los brigadistas y voluntarios que combaten el incendio. A pesar de los esfuerzos heroicos de estos equipos, muchos de los cuales trabajan de manera voluntaria, los medios disponibles son insuficientes para contener un fuego de esta magnitud. Los helicópteros y aviones hidrantes, aunque efectivos, no dan abasto para cubrir las más de 3.000 hectáreas afectadas. Además, el difícil acceso a algunas zonas complica aún más las tareas de extinción. «No hay recursos que aguanten ante tanta desgracia», afirmó un brigadista en declaraciones recogidas por C5N.
Pero más allá de la falta de recursos, lo que más preocupa es la aparente descoordinación y falta de planificación del gobierno nacional. Desde que asumió, Javier Milei ha promovido un discurso de austeridad y recortes que ha afectado severamente a áreas clave como la protección ambiental y la gestión de emergencias. La falta de inversión en equipamiento, capacitación y prevención ha dejado al país expuesto a tragedias como esta. Mientras el fuego avanza, las críticas al gobierno no se hacen esperar. «Esto no es solo un desastre natural, es el resultado de años de abandono y recortes», señaló un vecino de El Bolsón.
La situación se agrava aún más por las condiciones climáticas. Aunque se espera la llegada de un frente frío con posibles precipitaciones, los expertos advierten que el fuego podría no ser controlado hasta mayo, cuando comience el otoño en la región. Mientras tanto, los vientos fuertes y las altas temperaturas siguen alimentando las llamas, poniendo en riesgo a más comunidades y áreas naturales. «El pronóstico no es alentador. Necesitamos más recursos y una estrategia clara para enfrentar esta crisis», afirmó un experto en incendios forestales.
Pero no todo es desesperanza. En medio de la tragedia, la solidaridad de los vecinos y la comunidad ha sido un rayo de luz. Donaciones de alimentos, agua, ropa y medicamentos llegan desde diferentes puntos del país, mientras los voluntarios trabajan incansablemente para apoyar a los afectados. Sin embargo, esta ayuda, aunque valiosa, no es suficiente para enfrentar una crisis de esta magnitud. Se necesita una respuesta coordinada y efectiva por parte del Estado, algo que, hasta ahora, ha brillado por su ausencia.
El incendio en El Bolsón no es un hecho aislado. En las últimas semanas, otros focos de incendio han afectado zonas como Bariloche, el Parque Nacional Nahuel Huapi y el Parque Nacional Lanín, consumiendo miles de hectáreas de bosque nativo. Estos sucesos no solo representan una tragedia ambiental, sino también una clara señal de que el cambio climático y la falta de políticas preventivas están llevando al país al borde del colapso. Mientras el gobierno de Milei sigue sin tomar medidas concretas, la pregunta que queda flotando en el aire es: ¿cuánto más tendrá que sufrir la Patagonia antes de que alguien actúe?
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