El hermano de Trebucq marchó por la salud pública dejando en ridículo al pelado mileista

Matías Trebucq, hermano del periodista cercano a Javier Milei, se sumó a la multitudinaria Marcha Federal por la Salud Pública junto a Myriam Bregman. Su presencia expone la grieta dentro del oficialismo y el cinismo de quienes desmantelan el sistema sanitario mientras sus propias familias lo defienden.

Mientras el gobierno de Javier Milei avanza con su brutal ajuste sobre la salud pública, uno de los voceros mediáticos del oficialismo, Esteban Trebucq, queda en una situación incómoda: su propio hermano, Matías, se movilizó junto a los gremios y sectores de izquierda en defensa del sistema sanitario. Un hecho que desnuda las contradicciones del discurso libertario y la falta de respaldo social a las políticas de Milei.

El colapso de la salud pública en Argentina tiene responsables claros: un gobierno que ajusta sin miramientos y que, bajo la excusa de la «libertad de mercado», deja en ruinas el sistema sanitario. Sin embargo, el rechazo social es cada vez más evidente, y la Marcha Federal por la Salud Pública lo demostró con contundencia. En este contexto, una figura inesperada cobró protagonismo: Matías Trebucq, hermano del periodista Esteban Trebucq, uno de los más fervientes defensores mediáticos del oficialismo.

La imagen de Matías, un médico oriundo de La Plata, marchando junto a la exdiputada Myriam Bregman y los gremios de la salud, generó revuelo en redes sociales y expuso la hipocresía del mileísmo. «Hoy marché con Trebucq en defensa de la salud pública», escribió Bregman en su cuenta de X, acompañando su publicación con una foto junto al profesional. La paradoja es ineludible: mientras el gobierno destruye el sistema sanitario, quienes lo defienden en los medios ven a sus propios familiares movilizarse en contra de sus políticas.

Esteban Trebucq intentó relativizar el hecho. En una entrevista con La Nación, el periodista reconoció que su hermano milita con Bregman y que en su familia existen profundas diferencias ideológicas. «Mi viejo era liberal, pero mis hermanos no lo son. Matías milita con Myriam Bregman», admitió, aunque sin abandonar su habitual tono provocador. La contradicción es innegable: mientras él se encarga de amplificar el relato oficialista, su propio entorno cercano le demuestra que la realidad es otra.

La Marcha Federal por la Salud Pública fue una respuesta masiva a los recortes presupuestarios que ponen en jaque hospitales, centros de atención y programas esenciales. Lejos del relato oficial de «achicar el Estado para liberar a la gente», los profesionales de la salud denuncian la falta de insumos, el deterioro de los hospitales y el éxodo de médicos ante la precarización laboral. En este escenario, la presencia de Matías Trebucq junto a los gremios se vuelve un símbolo de la resistencia contra las políticas de Milei.

Las contradicciones dentro del oficialismo se multiplican. Mientras Javier Milei proclama la libertad individual como su bandera, su gobierno recorta derechos básicos como el acceso a la salud. Mientras los voceros mediáticos del mileísmo demonizan la lucha gremial, sus propios familiares entienden que sin organización y movilización no hay futuro para el sistema sanitario.

La actitud de Esteban Trebucq, intentando justificar la postura de su hermano con frases como «está confundido, pero es buen tipo», es un reflejo del cinismo con el que el oficialismo y sus voceros intentan minimizar la realidad. No es confusión, es conciencia. La salud pública no es un capricho ideológico, sino una necesidad fundamental de millones de argentinos. Matías Trebucq lo entendió y salió a la calle a defenderlo. Su hermano prefiere seguir amplificando el discurso de un gobierno que desmantela el país en nombre de la «libertad».

El relato libertario tambalea frente a los hechos. La realidad es que el ajuste en la salud pública no tiene justificación posible, ni siquiera para quienes lo defienden en los medios. Matías Trebucq lo demostró con su presencia en la marcha, y su gesto pone en jaque a un gobierno que se niega a escuchar el clamor popular.

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