Francisco: el Papa que incomodó al poder y murió sin renunciar a los pobres

El primer pontífice latinoamericano falleció a los 88 años tras una vida de reformas, denuncias al capitalismo y defensa de los marginados.

Jorge Bergoglio, el Papa que eligió vivir en Santa Marta y caminar entre la gente, deja un legado de lucha por la justicia social, la paz y una Iglesia más humana.

El 21 de abril de 2025, el mundo despertó con la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano y jesuita, a los 88 años. Su muerte, ocurrida en la residencia de Santa Marta en el Vaticano, marca el fin de un papado que desafió las estructuras tradicionales de la Iglesia y confrontó las injusticias del mundo moderno.

Nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Francisco fue elegido Papa en 2013 tras la renuncia de Benedicto XVI. Desde el inicio, su estilo humilde y cercano contrastó con la pompa vaticana. Rechazó vivir en el Palacio Apostólico, optando por la residencia de Santa Marta, y continuó utilizando medios de transporte comunes, como el metro, recordando sus días como arzobispo de Buenos Aires.

Francisco abogó por una «Iglesia en salida», centrada en los pobres y marginados. Su primera visita pastoral fue a Lampedusa, donde denunció la indiferencia hacia los migrantes. En Bolivia, durante un encuentro con movimientos sociales, proclamó las «tres T»: tierra, techo y trabajo, como derechos fundamentales.

Sus encíclicas «Laudato Si'» y «Fratelli Tutti» reflejan su preocupación por el medio ambiente y la fraternidad humana. Criticó el capitalismo desenfrenado, la cultura del descarte y la indiferencia global ante las guerras y la pobreza.

Dentro de la Iglesia, impulsó reformas para una mayor participación de los laicos y las mujeres, enfrentando resistencias internas. Su enfoque sinodal buscó una Iglesia más horizontal y dialogante. A pesar de los desafíos, mantuvo su compromiso con una Iglesia más inclusiva y misericordiosa.

Francisco también enfrentó críticas por su manejo inicial de casos de abuso sexual, especialmente en Chile, aunque posteriormente tomó medidas más firmes. Su legado es el de un líder que no temió confrontar al poder y que buscó una Iglesia más cercana a la gente.

Su muerte deja un vacío en un mundo necesitado de voces que promuevan la justicia y la compasión. El Papa Francisco será recordado como un pastor que, hasta el final, caminó junto a su pueblo, defendiendo a los más vulnerables y desafiando las estructuras de poder en busca de un mundo más justo.

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