La indiferencia de Milei ante la tragedia del Pilcomayo: Hay comunidades originarias que están sin alimentos desde hace 4 días

La crecida del río Pilcomayo desvela la negligencia del gobierno de Javier Milei, dejando a miles de familias aisladas y desamparadas. Mientras el río Pilcomayo alcanza niveles históricos, las comunidades de Santa Victoria Este enfrentan el abandono estatal. La falta de infraestructura y respuesta efectiva del gobierno de Javier Milei agrava una crisis humanitaria en pleno desarrollo.

La naturaleza, implacable en su curso, ha desnudado una vez más las falencias de un Estado ausente. La reciente crecida del río Pilcomayo, que ha alcanzado niveles históricos, ha sumido en la desesperación a las comunidades originarias de Santa Victoria Este, en la provincia de Salta. Sin embargo, más allá de la furia de las aguas, lo que verdaderamente indigna es la indiferencia y la inacción del gobierno de Javier Milei, que ha dejado a su suerte a miles de familias que hoy claman por auxilio.

Desde hace días, el Pilcomayo ha incrementado su caudal de manera alarmante, superando los seis metros en la estación de aforo de Misión La Paz. Este fenómeno ha provocado el aislamiento de numerosas comunidades, dejando a más de 1.000 familias incomunicadas y sin acceso a alimentos ni atención médica. El cacique Hugo González, vocero de las comunidades afectadas, ha denunciado que el río ya se ha llevado dos viviendas y una tercera está en peligro inminente de colapso. «Hay familias en crisis, el río ya se llevó dos casas y hay una tercera que peligra. También están en peligro Gendarmería Nacional y los trabajadores de la Aduana», manifestó González.

Frente a esta catástrofe, la respuesta del gobierno nacional ha sido, cuanto menos, tardía y desorganizada. El ministro de Infraestructura, Sergio Camacho, afirmó que «los anillos de contención están funcionando perfectamente bien». citeturn0search2 Sin embargo, la realidad en el terreno contradice sus palabras. Las defensas hídricas, que deberían proteger a las comunidades, han colapsado en varios puntos, evidenciando la falta de mantenimiento y previsión por parte de las autoridades.

La ausencia de obras hídricas adecuadas no es una novedad. Desde 2022, líderes comunitarios de Misión La Paz han solicitado insistentemente el mantenimiento de las defensas antes de la temporada de lluvias. A pesar de que los trabajos estaban presupuestados, la provincia no avanzó en su ejecución. Mientras tanto, del lado paraguayo, las obras de protección avanzaron significativamente, dejando en evidencia la desidia de las autoridades argentinas.

La situación actual es crítica. Comunidades enteras, como Misión La Paz, están aisladas, sin posibilidad de acceder a alimentos o servicios básicos. El cacique González expresó su preocupación: «En Misión La Paz estamos aislados y la gente no va a poder sustentarse porque algunos ya no tienen qué comer». A pesar de las promesas de asistencia, la ayuda gubernamental no llega a quienes más la necesitan.

La inacción del gobierno de Javier Milei no solo se refleja en la falta de infraestructura adecuada, sino también en la ausencia de políticas preventivas y de respuesta rápida ante emergencias. Mientras las aguas avanzan, las comunidades claman por una presencia estatal que brilla por su ausencia.

Es imperativo que se tomen medidas urgentes para atender a las familias afectadas, garantizar su seguridad y brindarles los recursos necesarios para sobrellevar esta crisis. La indiferencia y la desidia no pueden seguir siendo la respuesta de un gobierno que prometió estar al servicio del pueblo.

La tragedia del Pilcomayo es un llamado de atención. No podemos permitir que la naturaleza siga cobrando vidas y destruyendo hogares por culpa de la negligencia y la falta de acción de quienes tienen la responsabilidad de protegernos. Es hora de que el gobierno de Javier Milei asuma su responsabilidad y actúe en consecuencia.

Mientras tanto, las comunidades afectadas siguen esperando, resistiendo con dignidad y esperanza, pero también con la certeza de que han sido abandonadas por quienes juraron protegerlas.

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