El sarampión avanza y la respuesta del Gobierno Milei brilla por su ausencia
La crisis sanitaria por sarampión en Argentina se profundiza mientras el Gobierno de Javier Milei sigue sin poner en marcha la Campaña Nacional de Vacunación. Según advirtió el ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, ya se registraron 13 casos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), con dos nuevos contagios que confirman la expansión del virus y el riesgo de que se descontrole.
El primer nuevo caso corresponde a una mujer de 27 años que ya estaba vacunada y que forma parte de la cadena de transmisión iniciada por el «caso 0». El segundo, aún más preocupante, es el de un adulto con antecedentes de viaje a Tailandia entre febrero y marzo, lo que abre una nueva cadena de transmisión.
«Es fundamental que la Campaña Nacional de Vacunación comience de inmediato», advirtió Kreplak. Sin embargo, el gobierno de La Libertad Avanza parece más enfocado en su agenda de ajuste que en garantizar la protección de la población frente a enfermedades prevenibles.
Un riesgo evitable que el Gobierno ignora
El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa que se consideraba eliminada en Argentina hasta que la caída en las tasas de vacunación reabrió la puerta a nuevos brotes. Desde la llegada de Milei al poder, los recortes en salud han dejado en un estado crítico a los programas de inmunización, poniendo en peligro no solo a niños y niñas, sino también a adultos sin inmunidad previa.
Mientras las provincias tratan de contener los brotes con sus propios recursos, el Gobierno nacional sigue sin implementar una estrategia clara de vacunación masiva. Las autoridades sanitarias bonaerenses, junto con equipos del Ministerio de Salud provincial, han desplegado operativos de control de foco y seguimiento de contactos para evitar la propagación. Pero sin una respuesta nacional coordinada, los esfuerzos provinciales corren el riesgo de quedar desbordados.
El ajuste en salud tiene consecuencias
La situación epidemiológica no es un hecho aislado, sino una consecuencia directa del desfinanciamiento del sistema de salud. La falta de vacunas, la interrupción de programas esenciales y el desprecio del Gobierno por la salud pública están dejando expuesta a la población a enfermedades que podrían haberse prevenido con una gestión responsable.
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