Récord de abandono: el INCAA no aprobó ni una sola película argentina en más de un año

El vaciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) se convirtió en política de Estado bajo la gestión de Javier Milei. Un nuevo informe del Espacio Nacional Audiovisual —que agrupa a las principales asociaciones de productores y directores del país— denunció que, durante todo 2024 y lo que va de 2025, no se aprobó ni una sola película argentina para su producción.

“El INCAA tiene como finalidad primordial el fomento y la regulación de la actividad cinematográfica. No obstante, todas las medidas adoptadas han perjudicado el desarrollo y crecimiento de la industria audiovisual. Prueba de ello es que, a lo largo del 2024 y en lo que va del 2025, Carlos Pirovano se ha convertido en el único presidente del INCAA en tener el récord histórico de cero películas argentinas aprobadas durante su gestión”, afirma el documento difundido por el Espacio Nacional Audiovisual.

Desde su designación en febrero de 2024, Carlos Pirovano impuso un brutal ajuste que incluyó la paralización total de los procesos administrativos, la suspensión de líneas de financiamiento y la derogación de normativas clave para el funcionamiento del organismo. Una de las medidas más polémicas fue la Resolución 27/2024, que suspendió por 90 días la recepción de nuevos proyectos, dejando en stand-by a cientos de trabajadores y trabajadoras del sector audiovisual.

El golpe más fuerte, sin embargo, llegó con el Decreto 984/2024, que eliminó los anticipos de subsidios y condicionó el financiamiento a la acreditación de audiencia previa. Este criterio, ajeno a las dinámicas de producción cultural, liquida directamente al cine independiente, que no cuenta con los recursos de las grandes distribuidoras ni responde a la lógica de mercado.

Según datos oficiales, los subsidios a producciones nacionales se redujeron un 75% en el primer semestre de 2024 respecto al mismo período del año anterior. Y las cifras no hacen más que confirmar el vaciamiento: Pirovano pasará a la historia como el primer presidente del INCAA en no aprobar ninguna película argentina durante su gestión.

La comunidad cinematográfica no ha permanecido en silencio. En septiembre de 2024, durante el Festival de Cine de San Sebastián, actores, directores y productores argentinos alzaron su voz internacionalmente contra el desmantelamiento del cine nacional. “Están dejando morir una de las expresiones culturales más potentes del país”, advirtieron en declaraciones públicas.

Pero ni la presión internacional ni las críticas del sector lograron torcer el rumbo. En entrevistas recientes, Pirovano reafirmó su alineamiento con la lógica de ajuste permanente impulsada por Javier Milei: “Todo lo que se hizo en los últimos 10 años no fortaleció la industria audiovisual”, dijo, culpando a la gestión anterior por una supuesta “ineficiencia estructural” sin asumir el impacto destructivo de sus propias decisiones.

Mientras tanto, las cámaras del sector alertan que el cine argentino atraviesa una situación crítica, con rodajes paralizados, trabajadores desempleados, festivales vacíos y salas sin estrenos nacionales. El Instituto, que debería ser un motor para el desarrollo cultural y económico del país, se ha convertido en una oficina burocrática sin políticas activas y sin visión de futuro.

El desfinanciamiento del INCAA no es un hecho aislado. Se inscribe en una ofensiva más amplia del gobierno libertario contra todo el sistema cultural argentino, que incluye el vaciamiento del INAMU, el intento de cierre del Fondo Nacional de las Artes, el ajuste a las universidades públicas y la subejecución del presupuesto en cultura.

En nombre del «mercado», el gobierno está destruyendo las bases materiales de la producción artística nacional. Pero también algo más profundo: está apagando las voces, las historias y las miradas propias que construyen identidad y memoria colectiva.

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