Gripe aviar en Argentina: el riesgo sanitario en medio del desmantelamiento del Estado

El Senasa confirmó casos en gallinas, pavos y patos en la localidad de Tres Isletas. La comunidad científica advierte sobre la peligrosidad del virus y su capacidad de mutación, mientras el gobierno prioriza la desregulación y el recorte de recursos para la vigilancia sanitaria.


La confirmación de nuevos casos de gripe aviar en Chaco vuelve a encender las alarmas en Argentina y en la comunidad científica internacional. El virus, altamente contagioso entre las aves de corral y con antecedentes de transmisión a mamíferos, ya provocó estragos en diversas partes del mundo. Sin embargo, el brote se da en un contexto crítico: mientras el país enfrenta este desafío sanitario, el gobierno de Javier Milei impulsa medidas que ponen en riesgo la capacidad de respuesta estatal. La reciente decisión de abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los recortes en áreas clave como el Senasa generan preocupación sobre la preparación del país para enfrentar potenciales crisis epidemiológicas.

Un brote anunciado: la expansión del virus en la región

El Senasa confirmó la detección del virus H5N1 en la localidad de Tres Isletas, Chaco, tras el análisis de muestras provenientes de gallinas, pavos y patos. Siguiendo los protocolos sanitarios, se procedió al despoblamiento de las aves afectadas y la desinfección del área para evitar la propagación del virus.

Sin embargo, el contexto no es alentador. La gripe aviar no es un fenómeno aislado: su expansión a nivel mundial ya generó la muerte de millones de aves y ha afectado a mamíferos, lo que incrementa el riesgo de mutaciones que podrían facilitar su transmisión a humanos. En Argentina, la enfermedad ya dejó su huella en 2023, cuando decenas de lobos marinos fueron hallados muertos en la Costa Atlántica y la Patagonia, obligando al cierre de algunas playas.

Este rebrote en 2025 evidencia que el peligro sigue latente, pero las políticas del gobierno parecen ir en dirección opuesta a la necesidad de fortalecer la vigilancia epidemiológica.

¿Quién cuida la salud pública en tiempos de recortes?

La gestión de Javier Milei ha hecho de la «reducción del gasto público» su bandera, pero esa consigna, aplicada a rajatabla, significa el debilitamiento de áreas estratégicas como la salud y el control sanitario.

El anuncio de la salida de Argentina de la OMS, junto con el desmantelamiento de organismos de monitoreo y control de enfermedades, plantea un escenario alarmante. La OMS no solo provee asesoramiento y recursos, sino que también coordina respuestas ante emergencias sanitarias globales. Sin esta red de cooperación, el país quedará aislado y sin acceso a información clave sobre brotes y estrategias de contención.

Además, el ajuste presupuestario ya afecta la capacidad operativa del Senasa, el organismo encargado de monitorear y contener enfermedades de impacto agropecuario y sanitario. Menos recursos significan menor capacidad de respuesta, menos controles y, en definitiva, una mayor vulnerabilidad ante la propagación de enfermedades.

Una pandemia silenciosa: el riesgo de subestimar el virus

El H5N1 no es un virus nuevo, pero su evolución ha sido motivo de estudio y alerta desde hace décadas. Originalmente limitado a aves, en los últimos años ha comenzado a infectar a mamíferos, lo que aumenta la posibilidad de nuevas mutaciones que faciliten su transmisión a humanos.

El precedente de la pandemia de COVID-19 aún está fresco en la memoria global. En ese caso, el virus SARS-CoV-2 tenía un origen zoonótico y su rápida propagación tomó al mundo por sorpresa. ¿Estamos en riesgo de una nueva crisis sanitaria? Según los expertos, por ahora la transmisión del H5N1 entre humanos es baja, pero la comunidad científica sigue de cerca su evolución.

En este contexto, la pregunta es inevitable: ¿cómo puede un gobierno minimizar el riesgo sanitario justo cuando la evidencia señala la necesidad de reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica?

Prioridades equivocadas en un mundo interconectado

Mientras la gripe aviar sigue su curso, las decisiones del gobierno argentino van en la dirección opuesta a la lógica sanitaria. El retiro de la OMS y el desfinanciamiento de organismos de control ponen al país en una situación de vulnerabilidad innecesaria.

A nivel global, Estados Unidos también anunció su salida de la OMS, lo que plantea un desafío adicional para la cooperación internacional en materia de salud. Sin la información y los protocolos compartidos por organismos multilaterales, el monitoreo de enfermedades como la gripe aviar podría verse gravemente afectado.

Argentina, en lugar de blindarse ante los riesgos, elige el camino de la desprotección. La comunidad científica advierte sobre la necesidad de mantener estrictos controles, pero el gobierno sigue apostando a la desregulación sin evaluar las consecuencias.

¿Quién paga el costo de la desidia?

El rebrote de la gripe aviar en Chaco es un recordatorio de que las amenazas sanitarias no desaparecen por decreto ni por reducción de presupuestos. Mientras el gobierno de Milei prioriza el ajuste sin criterio, la salud pública queda en riesgo.

El retiro de la OMS y el desmantelamiento de organismos clave como el Senasa podrían tener consecuencias graves en el futuro. ¿Cuántas señales más necesita el gobierno para entender que el control sanitario es una inversión, no un gasto?

Si algo nos enseñó la pandemia de COVID-19 es que la prevención es clave. Ignorar las alertas puede salir caro, y el precio lo pagarán los ciudadanos.

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