En 2024, 174.335 empleados registrados comenzaron a percibir la Prestación por Desempleo, marcando un récord histórico en la última década. La construcción, la industria y el comercio lideran las cifras de despidos sin causa justificada.
El gobierno de Javier Milei enfrenta una de sus peores crisis laborales: el desempleo creció un 60% en comparación con 2023, alcanzando cifras récord en la última década. Según datos oficiales de la Seguridad Social, 174.335 empleados registrados fueron despedidos sin causa justificada y comenzaron a cobrar la Prestación por Desempleo. Esta cifra duplica las 86.268 altas registradas en 2022 y marca el punto más alto de la serie histórica 2014-2024.
Los sectores más afectados son la construcción, con 54.046 trabajadores despedidos, seguido por la industria manufacturera (36.233) y el comercio (28.790). También se registraron altas significativas en actividades administrativas, transporte, servicios de comida y alojamiento, y salud. La crisis laboral no discrimina: de los 102.549 beneficiarios activos en diciembre de 2024, el 73% eran varones y el 27% mujeres.
Geográficamente, la Provincia de Buenos Aires y Santa Fe concentran la mayor cantidad de afectados.
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Un seguro insuficiente para una crisis profunda
La Prestación por Desempleo, que puede extenderse hasta 12 meses, ofrece un monto promedio de $214.822. Sin embargo, este beneficio está lejos de compensar la pérdida de ingresos. Según la normativa vigente, la prestación equivale al 75% de la mejor remuneración mensual de los últimos seis meses, pero tiene un tope del 100% del Salario Mínimo Vital y Móvil, lo que en la práctica anula su efectividad.
Además, para acceder al seguro, los trabajadores deben haber cotizado al menos seis meses en los últimos tres años. En el caso de los empleados eventuales o de temporada, el requisito es haber trabajado más de 90 días en el último año. Aunque el beneficio incluye la cobertura de obra social y el cómputo de antigüedad para la jubilación, la realidad es que miles de familias quedan en una situación de vulnerabilidad extrema.
La herencia de un modelo que excluye
El aumento del desempleo no es solo un número frío: es el reflejo de un modelo económico que prioriza el ajuste sobre el bienestar social. Mientras el gobierno de Milei celebra supuestos logros macroeconómicos, los trabajadores y trabajadoras enfrentan despidos masivos, precarización laboral y un sistema de seguridad social que no alcanza para cubrir las necesidades básicas.
La construcción, históricamente un termómetro de la actividad económica, lidera la lista de despidos, seguida por la industria y el comercio. Estos datos no solo confirman la recesión, sino que también exponen la falta de políticas públicas para generar empleo genuino y proteger a los sectores más vulnerables.
En un contexto de inflación galopante y caída del poder adquisitivo, el seguro por desempleo se convierte en un parche insuficiente para una herida que no deja de sangrar. La pregunta que queda flotando es: ¿hasta cuándo?
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