Karina Milei, la mano que empuña la guillotina del poder

La hermana del presidente Javier Milei no solo es la arquitecta de La Libertad Avanza, sino que también es quien decide quién entra y quién es «ejecutado» del círculo de confianza. Su poder interno es absoluto y su influencia sobre el rumbo del gobierno, innegable.

Desde la asunción de Javier Milei como presidente, una figura ha emergido con un poder inusitado y sin contestación: Karina Milei. Conocida en el entorno libertario como «El Jefe», la hermana del mandatario ha consolidado su rol como la guardiana de la pureza ideológica del movimiento y como la decisora final en la política interna del oficialismo. En palabras del propio Milei, ella tiene «la guillotina» y la usa sin miramientos.

En una reciente entrevista en América 24, el presidente no dejó dudas sobre el papel que desempeña su hermana. «Dicen que mi hermana tiene una guillotina. Bueno, sí, tiene una guillotina. ¿Usted hace cosas en contra de los parámetros que nosotros defendemos? Guillotina». Y así fue como Ramiro Marra, uno de los fundadores de La Libertad Avanza, fue expulsado de la estructura política. Su pecado: haber votado a favor de un presupuesto que implicaba aumento de impuestos. «Lo ejecutaron», sentenció Milei.

Karina Milei no solo decide quién está dentro o fuera del partido, sino también quiénes ocuparán cargos de relevancia en el gobierno y en las listas de candidatos. Su veto es definitivo, su poder es absoluto. Funcionarios, ministros y aliados deben pasar su filtro, y el que no se ajusta a su visión de pureza política es descartado sin contemplaciones.

Uno de los casos más notorios de su intervención fue la caída de Guillermo Ferraro, el exministro de Infraestructura, a quien señaló como un «traidor» por revelar información sensible. Similar fue el destino de otros exfuncionarios, como el exdirector del INDEC Marco Lavagna y el exministro de Capital Humano, a quienes les había retirado la confianza.

Pero el rol de Karina Milei no se detiene en el ámbito gubernamental. Su otra gran misión para este año es fortalecer la estructura política de La Libertad Avanza a nivel nacional. Su ojo está puesto especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, donde ha estado afiliando militantes en barrios históricos de la familia Milei, como Villa del Parque y Recoleta. En ese armado, la Secretaría General de la Presidencia ha tejido alianzas con nombres como Manuel Adorni y ha dado luz verde a la candidatura de José Luis Espert en la provincia de Buenos Aires, pese a que en el pasado este había sido un crítico acérrimo de Milei. Aun así, la desconfianza persiste, y Espert debió sortear la suspicacia de la hermana presidencial para asegurarse un lugar en el espacio.

Otro actor que entra en la ecuación es Diego Santilli, exfuncionario del PRO y posible figura de negociación con La Libertad Avanza. Sin embargo, su relación con Jorge Macri no es bien vista dentro del gobierno, y su cercanía con ciertos sectores del PRO despierta recelos en la Casa Rosada. En definitiva, Karina Milei tiene la última palabra y no está dispuesta a compartir su espacio con nadie que no considere «puro».

La influencia de la «hermana del presidente» también se ha hecho sentir en otros ámbitos menos políticos pero igual de simbólicos. En los últimos días, trascendió que ordenó una «limpieza energética» en las oficinas de la Casa Rosada, utilizando vinagre y palo santo para «ahuyentar malas energías». Un ritual que deja en evidencia que su dominio va más allá de la política y se adentra en la mística de la gestión del poder.

Lo que queda claro es que Karina Milei no es simplemente la hermana del presidente, ni una asesora más en la estructura de gobierno. Es el cerebro político de La Libertad Avanza, la guardiana de la doctrina libertaria y la ejecutora de la depuración interna. Su poder está intacto, y con la guillotina en mano, no parece dispuesta a soltarla.

Fuente: Gaby Vulcano – Radio Con vos – Pasaron Cosas

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